Algo que vale la pena leer: El hubiera existe.

«El hombre nunca sabe qué querer, porque sólo vive una vida, y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes, ni enmendarla en las posteriores« M. Kundera

Si el hubiera no existiera, no seríamos capaces de experimentar por ejemplo, el sentimiento de culpa, o la nostalgia de aquello que nunca pasó pero que nos imaginamos como si hubiera sucedido. El “saudade” de añoranza, dicen los portugueses.

Y dice también con toda razón, Fernando Rivera Calderón en su famoso libro “Diccionario del caos”: “El hubiera es una de las formas de la esperanza, pero ésta en vez de cifrarse en el futuro, mira al pasado como todo un océano de posibilidades. El hubiera es la esperanza de que el pasado pudo haber sido mejor, el hubiera existe, es un universo paralelo donde todos estamos haciendo en este instante, eso que hubiéramos querido hacer”

Los tiempos que vivimos, dictan un andar por la vida esclavizado en ciclos, zonas de confort y una ceguera habituada en la vivencia del día a día. Rutina y monotonía. Prisa y estrés. Un patrón que se duplica una y otra vez. Estamos tan ocupados repitiendo mecánicamente ese modelo de vida, que apenas nos damos cuenta del tiempo, de los momentos y las gentes que nos pasan.

Si una situación anómala, no prevista, hace explotar en nuestro “yo” un destello inusual de lucidez, es entonces cuando otorgamos al “hubiera” ese valor que se merece. Pero casi por regla, ya en ese momento poco puede hacerse, más que experimentar esa nostalgia de lo que nunca jamás sucedió.

Se debe quizá entonces, aprender a vivir haciendo la diferencia, aferrando la nostalgia de la esperanza a lo que todavía nos queda por vivir, con quienes todavía lo podemos vivir. Proyectar la añoranza del futuro e inmediatamente después, hacerlo presente. Más dichoso que un hubiera, un sí… ¡Lo hice!

«Muchos hombres quisieran ser dueños del futuro, tan sólo para poder cambiar un poco su pasado.»

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.