AMLO en Monterrey: Romo, el PT y la falta de Tatiana

La Macroplaza, espacio público de aspiraciones a la monumentalidad, confiere un nuevo significado a la expresión –tan priista—“marea roja”, pues camisetas, gorra y banderas, tapizan las explanadas con quienes las portan.

Hoy, la diferencia es que tiene apoyo en el norte, donde no lo tenía, se repite hasta el cansancio entre candidatos, opinólogos y cuadros militantes. Si al menos la mitad de la concentración no es acarreo petista, la prueba de Monterrey estaría superada.

Pero más allá del tumulto, es una jornada de mensajes.

La estrella de hoy es Alfonso Romo, tío del candidato al senado, Álvaro Suárez, un expanista de clase alta. Y aunque Romo Garza no es candidato, hoy lo será por fuera del sistema electoral, porque aquí, la ciudad donde hizo fortuna y estableció su familia, el magnate es ratificado por López Obrador como jefe de la oficina de la presidencia de la República, siempre dando por sentado (“este arroz ya se coció” dice en cada mitin), que ganará la elección del 1 de julio.

Hay temas pendientes con el empresariado, y en espacial con el regiomontano. Los clanes históricos del capital, siguen sin dejar de verlo como un Hugo Chávez a la mexicana. Es aquí, donde intenta mandarles un mensaje de calma:

“No estamos construyendo una dictadura, estamos construyendo una verdadera democracia y en democracia, se tiene que respetar la libertades en donde, todos van a tener derecho a la critica, a disentir, no se va perseguir a nadie, no se va a censurar ningún medio de comunicación; libertad religiosa plena y de pensamiento”.

El tono, la voz, las modulaciones parecen ser las de Josefina Vázquez Mota, pero no. Se trata de una oradora fugaz, que es candidata al Senado, consigue un aplauso. Justo atrás de López Obrador, ya en discurso, está Judith Díaz, hija de un renombrado pastor evangélico, militante del PAN hasta hace poco y, ahora, el presidencial, en su ya conocida jerigonza cristiana, compromete respeto a la libertad religiosa.

Y sigue:

“Libertad es una palabra sagrada de nuestro movimiento. Y ese ambiente de libertad, vamos todos juntos a construir aquí en la tierra el reino de la justicia. Vamos a mostrarle al mundo que puede caminarse hacia la justicia, hacia ese bello ideal, garantizando las libertades”.

La ovación se la lleva otra regiomontana adoptiva, Tatiana Clouthier. Pero no aparece. Al teléfono, la “Tía Tatis”, como la llaman en redes sociales, discute atrás del templete y ni se da por enterada de la mención de Andrés Manuel ni de los aplausos que le rinde la concurrencia.

Al final, el acto concluye. López Obrador sale presuroso, y un sector significativo de los asistentes espera para que momentos después inicien su concierto, Los Invasores de Nuevo León.

FUENTE: proceso.com.mx