Ante los migrantes no podemos callar ni mirar para otro lado: Papa Francisco

El pontífice repasó su viaje a Chipre y Grecia, que también incluyó una visita al campo de refugiados de Lesbos, donde, manifestó, pudo «mirar a los ojos de este sufrimiento».

ROMA (EUROPA PRESS).- En un nuevo mensaje contra la «indiferencia», el Papa Francisco  señaló que ante los migrantes no se puede ni «callar» ni «mirar para otro lado», e instó a imitar a la Virgen María Inmaculada, que no tiene ojos para sí misma sino «para Dios y para los demás».

«Por favor, miremos a los ojos de los descartados que encontremos. Dejémonos provocar por los rostros de los niños, hijos de emigrantes desesperados. Entremos dentro de su sufrimiento para reaccionar a nuestra indiferencia. Miremos sus rostros para despertarnos del sueño de la costumbre», destacó el pontífice durante el ángelus que rezó, asomado al balcón del Palacio Apostólico, con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción.

Francisco repasó su viaje a Chipre y Grecia, que también incluyó una visita al campo de refugiados de Lesbos, donde, manifestó, pudo «mirar a los ojos de este sufrimiento», en referencia a los problemas que viven las personas que huyen de sus países y buscan entrar en Europa.

Francisco sostuvo que Chipre es una «perla del Mediterráneo», pero una perla «herida» por «las alambradas y los muros». Y, tras agradecer la acogida de las autoridades y de los líderes religiosos de ambos países, dijo: «Ante la historia y ante el rostro de los que migran no podemos callar, no podemos mirar para otro lado».

El Papa, que esta mañana rezó en privado y casi de madrugadas para evitar los contagios, a los pies de la estatua de la Virgen Inmaculada de la Plaza de España en Roma, destacó que la Virgen de la Inmaculada «está llena de gracia» o «vacía de maldad» y por eso «no tiene ojos para sí misma», sino sólo para Dios.

Según Francisco, la humildad es el camino de la santidad, porque «el Señor, para hacer maravillas, no necesita grandes medios ni nuestras sublimes habilidades, sino nuestra humildad».