Aquí en confianza…

¿Y el Fonden apá?

El habitual silencio en la Iglesia de la Asunción se vio interrumpido por el estremecedor sonido de los dolorosos aplausos; así, familiares y amigos despidieron de este mundo a Dora Isabel y a cinco de sus seis hijos, quienes perdieron la vida a casusa de un deslave provocado por las intensas lluvias que trajo consigo el huracán Grace. Antes, un cuarto de reducidas dimensiones sirvió como escenario para velar los restos de los fallecidos. Ella contaba apenas con 29 años y sus hijos, Kevin, Alexa, Jair, María Fernanda y Cristofer, se encontraban con ella en la vivienda que quedó sepultada bajo las tierras fangosas. 

Adán Moreno, padre de los menores, obtenía algunos pesos para alimentar a los suyos vendiendo fierro viejo; quería construir una casa de ladrillo y concreto para protegerlos de las inclemencias del clima, pero el tiempo no le alcanzó para cumplir su sueño. Como muchos otros, buscó refugio en la colonia Brisas del Sedeño, ubicada al noreste de la capital veracruzana. Hace quince días vio nacer a la más pequeña de sus hijas; ayer tuvo que darle el último adiós.  Grace le arrebató a su familia. 

La misma suerte corrió una niña de tan solo seis años en la colonia 21 de Marzo de la misma localidad; otro perdió la vida en Poza Rica y tres más en el Estado de Puebla.

Además de los lamentables decesos, el fenómeno meteorológico trajo consigo caos y destrucción: severas inundaciones, desbordamientos de ríos, derribo de árboles, desprendimiento de techos, cortes de energía eléctrica y un larguísimo etcétera.  Algunas de las comunidades más afectadas se encuentran incomunicadas, mientras que los pobladores exponen sus vidas al tratar de cruzar los causes crecidos en busca de ayuda. 

Grace llegó a las 4:45 horas del pasado jueves y se mostró a través de copiosas lluvias en Tulum, Quintana Roo. Luego, en la madrugada del sábado, el meteoro tocó Veracruz ya convertido en un poderoso huracán de categoría tres. Mientras esto escribo (martes) el Presidente de México se dirige precisamente a tierras jarochas para dar a conocer el plan de apoyo que su gobierno implementará a favor de los afectados. 

Tuvieron que trascurrir cinco días y registrarse once muertes para que el mandatario nacional acudiera a supervisar las labores de atención a las familias de aquellos lares. Antes, tal conducta hubiera sido ácidamente cuestionada y calificada – como mínimo – de afrenta. Hoy, los tiempos en nuestro país son distintos; al parecer, todo puede justificarse. 

Sin embargo, una pregunta pesa en el aire más que la nieve y todo el frío (referencia al maestrísimo Alejandro Filio): ¿y el Fonden apá?

Al respecto, es indispensable traer a cuenta que apenas el pasado 27 de julio se oficializó la eliminación del Fondo de Desastres Naturales, misma que fue aprobada por el Congreso el año anterior.  El mentado fondo era un instrumento financiero a través de cual las entidades afectadas por fenómenos naturales accedían a partidas no presupuestados para enfrentar las eventualidades y con ello, apoyar de manera directa a quienes resultaban afectados. La desaparición del Fonden se produjo a la par de 108 fideicomisos más, mientras que los recursos que se encontraban depositados y dispuestos para finalidades específicas fueron absorbidos por el gobierno federal y destinados al pago de programas sociales y obras emblemáticas del actual régimen. De acuerdo a cifras oficiales, al desaparecer el fondo de marras,  este contaba con casi 5 mil millones de pesos en su haber.  

Así las cosas, ante los estragos que dejó a su paso el huracán Grace – ahora convertido en depresión tropical – los estados afectados tendrán que tocar la puerta de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para tratar de acceder a dineros que les permitan  – al menos – palear los terribles efectos producidos por el devastador meteoro. 

Aquí en confianza, seguramente la plana principal de los rotativos y los sitios de internet en los que es publicada esta columna darán puntal cuenta de los anuncios hechos por el jefe del estado mexicano respecto a las consecuencias del huracán y los  satisfactores que con este motivo se ofrecerán al respetable. Probablemente llegarán los apoyos a quienes más lo necesitan en este momento y, puntualmente, se les hará saber  el origen de los mismos. Sin embargo, no debemos perder de vista que a menos de un mes de que se colocó el último clavo al ataúd del Fonden, la inexorable naturaleza puso en vilo a toda una región y ahora el gobierno de la República se ve obligado a enfrentar las consecuencias sin poder echar mano de los recursos con los que antes contaba para ese fin.   

Decía Don Héctor: “Cuando se compra a crédito, tarde o temprano la factura es cobrada”. Ahí se los dejo para la reflexión.