Aquí en confianza: La esperanza tiene forma de vacuna

Hace poco más de cuatro meses la percepción de la realidad era totalmente distinta; el desconocimiento sobre el futuro que nos esperaba producía un falso optimismo. Pocos imaginaron siquiera las terribles consecuencias que acarrearía la propagación de un virus hasta ese momento desconocido. Debo reconocerlo, este mismo espacio sirvió para abordar la problemática sin darle el debido acento de gravedad. Aquí se hablo de la enorme diferencia entre estar desinformados y mal informados; se aludió al pánico generalizado y se invitó a no tomar con ligereza el mal que recién se hacia presente. Entonces, en el mundo se registraban apenas 90 mil contagios.

 

Desde entonces y hasta ahora, las reglas de distanciamiento social y las medidas de prevención han tenido un tratamiento diferenciado por parte de las autoridades. Mientras unos informaron que debíamos permanecer en casa, otros aseguraron que se podía salir a los sitios públicos sin limitación alguna. En tanto que algunos afirmaron que el uso de cubrebocas era recomendado solo para personal médico, otros más advirtieron que su utilización generalizada podría contener la transmisión del virus.

 

Hubo quienes no creyeron en la existencia de la enfermedad y llegaron a aseverar que se trataba de un invento del gobierno (en su concepto abstracto) para la consolidación de algún obscuro propósito, cualquiera que este fuera. La incredulidad generalmente venía acompañada de la pregunta: “¿tu conoces a alguien que haya sido contagiado?”, para luego exclamar con cierto dejo de triunfalismo: “yo tampoco”.

 

Los devastadores efectos económicos de una pandemia sin precedentes siguen sumando descalabros y aún no muestran su peor rostro.

 

Aunque a principios de este mes el Presidente López declaró que en materia de pérdida de empleos nuestro país ya había tocado fondo, conforme las estimaciones del Banco de México, a la fecha han desaparecido alrededor de 12 millones de puestos de trabajo, tanto formales como informales. Por su parte, la inversión fija bruta se desploma a niveles alarmantes, registrando su peor caída desde 1993 (año a partir del cual se cuenta con datos relativos a este indicador). El consumo de bienes y servicios también se ha visto severamente afectado y presenta decrementos promediados del 20 por ciento entre un mes y otro.

 

En una raya más al tigre los expertos aseguran que el PIB mexicano puede decrecer hasta en 12 por ciento al final del 2020; mientras que de acuerdo a la CEPAL, la pobreza en estas tierras pasará del 41.9 al 49.5 por ciento, lo cual traerá como consecuencia inmediata que México tenga la cuarta porción más alta de pobreza en América Latina. Como si fuera poco, el Bank of América asegura que el deterioro fiscal y nulo crecimiento económico del país hará que la deuda pública respecto al PIB se incremente del 40 al 60 por ciento.

 

Si la recuperación económica se antoja lejana, más aún la posibilidad de que el coronavirus sea erradicado. Aunque ahora se cuenta con un  mayor conocimiento sobre el comportamiento del bicho, los contagios y muertes crecen en forma acelerada. Mientras esto escribo, la cifra de casos confirmados en México se acerca a 350 mil y casi 40 mil personas han perdido la vida a causa del COVID -19. Lo anterior, sin considerar que los reportes de las entidades federativas acusan diferencias en relación a la numeralia proporcionada por el gobierno federal; al respecto, la Secretaría de Salud ya puso el grito en el cielo y culpó los estados de la confusión, pero esa es otra historia y las cantidades – en uno y otro caso – son igualmente aterradoras.

 

Aquí en confianza, pese a lo antedicho, una luz de esperanza se asoma con timidez al final del túnel. La carrera por encontrar una vacuna en contra del coronavirus ha entrado en la recta final. Ayer los medios y la redes sociales dieron cuenta de los significativos avances en al menos tres proyectos, mismos que de acuerdo a los enterados se encuentran en fase tres; es decir, en la etapa de ensayos masivos que muestran resultados alentadores. Se trata de los proyectos de la Universidad de Oxford en coordinación con la empresa farmacéutica AstraZeneca; uno más de la firma china Sinovac, mientras que Rusia ha anunciado que su vacuna estará lista y podría comercializarse en el mes de octubre.

 

Conocido como el poeta del exilio, el escritor de origen libanés Khalil Gibran, autor de la obra El profeta, escribió respecto a la esperanza: “En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.” Hoy, sin duda alguna, la humanidad cruza los dedos.