Aquí en confianza: Negociación en la OPEP; la cereza en el pastel

El 2020 comenzó con grandes expectativas; sin embargo, el año de los gemelos (como algunos suelen llamarlo debido a una supuesta predicción de Nostradamus) ha traído a la humanidad toda suerte de sorpresas no gratas. Para muchos, la romántica idea del comienzo de un ciclo simbolizaba las posibilidades de renovación y crecimiento, pero el destino nos tenía reservados otros planes.

Mientras que el coronavirus no da tregua y la cantidad de contagiados en el mundo se cuenta por millones, la CONAGUA publicó en el Diario Oficial de la Federación un acuerdo general de emergencia por sequía severa, lo cual agrava aún más las condiciones para el abasto del vital líquido, tanto en comunidades rurales como en zonas urbanas. Todo parece indicar que el correcto lavado de manos, cantando a todo pulmón el coro de la canción “Como la Flor” de Selena (cada quien utiliza el tema que mejor le venga), tendrá que restringirse en su frecuencia. Como si esto fuera poco, la Secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, informó que – a consecuencia de la contingencia sanitaria por el COVID-19 – en el país se han perdido 346,878 empleos formales, en el período comprendido del 13 de marzo al 06 de abril. Pero la verdadera tragedia es que en 2019 se crearon tan solo 342,077 puestos de trabajo; dicho de otra manera, los pocos espacios que se establecieron durante todo el año anterior, dejaron de existir en menos de un mes.

Si usted amable lectora (mi mamá) considera que no puede haber más malas noticias, le recuerdo que un pastel no puede estar completo si no cuenta con una buena cereza que lo adorne. Cuando pensamos que las cosas no pueden ir a peor, siempre podrá haber una reunión extraordinaria de la Organización de Países Productores de Petróleo en la que México sea protagonista y no precisamente por llevar la voz cantante.

Como antes se ha mencionado en este mismo espacio, el precio internacional del barril de petróleo se hundió a sus peores niveles de la última década. Lo anterior encuentra su origen en la guerra de mercado entre Rusia y Arabia Saudita, a cuyas consecuencias se sumó la pronunciada reducción de la demanda mundial de energéticos por las restricciones derivadas de la pandemia del coronavirus (sí mama, el méndigo bicho todo lo infecta). Por su puesto, los estragos económicos en la tierra del águila y la serpiente no se hicieron esperar, pues el presupuesto nacional depende principalmente de los ingresos petroleros.

Así, la única solución era que el precio internacional del petróleo aumentara y para ello, los países productores debían llegar a acuerdos urgentes. En ese propósito, la OPEP convocó a una reunión (a distancia) entre los miembros y aliados en la que se propuso que cada país disminuyera su producción de crudo en un diez por ciento; lo  anterior, con el fin de impulsar el valor del hidrocarburo. La medida puesta sobre la mesa no era mala y todas las naciones ahí representadas emitieron su voto a favor, menos México.

Tras consultar en recurrentes ocasiones su celular para recibir indicaciones, Rocío Nahle se levantó de la mesa y se negó a adoptar el pacto por el cual nuestro país tendría que dejar de generar 400 mil barriles de crudo y, en cambio, ofreció solo 100 mil. La actitud contraída no podía ser distinta; las intenciones de la OPEP, aunque buenas en términos de estabilidad económica mundial, contrastan con el objetivo presidencial de elevar la producción petrolera del país, para luego justificar la construcción de una refinería (Dos Bocas) y la inyección de recursos en las ya existentes.

Pero aún falta más. A petición del Gobierno mexicano, serán los Estados Unidos quienes nos sustituyan en el cumplimiento de la obligación; es decir, los 300 mil barriles que no eliminará México de su producción, correrán a cargo de la nación de las barras y las estrellas, sin que a la fecha se conozca a cambio de que se obtuvo el gentil patrocinio. “Después me pagarán”, afirmó Donald Trump en una misteriosa declaración. ¿Cómo pretenderá cobrarse el magnate convertido en presidente?, ¿con un muro; aranceles; contención de migrantes o combate al narcotráfico?, nadie lo sabe.

Aquí en confianza,  si se asegura con firmeza que la postura de la Secretaria de Energía ante la OPEP fue asumida para salvaguardar la soberanía nacional, entonces, ¿ésta no se ve vulnerada frente a la intervención norteamericana y el nuevo endeudamiento que se forjó entre nuestro país y el vecino del norte?, es pregunta.