Aquí en confianza: Ni yendo a bailar a Chalma

Del extraordinario profesor campechano a quien se le atribuye la introducción de la disciplina de las políticas públicas en nuestro país, Luis F. Aguilar, aprendí que la ciencia política, en su concepción reciente, busca estructurarse a través de técnicas de observación precisa y de ciertos modelos matemáticos como la estadística y el cálculo, aplicados a la realidad social. Luego, este método es llevado al proceso de decisión y operación del gobierno. Dicho de otra forma, la confección de las políticas públicas que tienen como propósito fundamental el interés colectivo, debe contar con un sustento estadístico que permita darle un significado cuantitativo al problema que pretende resolverse a través de la acción gubernamental. ¿Y esto con que cuchara se come? estará preguntándose mi amable y única lectora. Para responder, un botón basta de muestra; si al gobierno de México le corresponde la rectoría del sistema de salud y tiene la obligación de diseñar y poner en práctica una estrategia para combatir los embates del bicho de moda, entonces necesariamente debe obtener información precisa respecto al número de contagios, la cobertura hospitalaria y, por supuesto, los fallecimientos que se han registrado a causa del maldito virus.

 

Lo anterior viene a cuento gracias al gentil patrocino del organismo autónomo que se encarga de contarnos a todos en esta bendita tierra, mismo que tuvo a bien recetarnos la versión nueva y mejorada del clásico aforismo “yo tengo otros datos”. Resulta que a finales del mes pasado, el presidente de la junta de gobierno del INEGI dio a conocer que en los primeros ocho meses del año anterior murieron 683 mil 823 personas en el país, lo que representa un incremento de 184 mil 039 decesos respecto al mismo período del 2019; además, el también doctor en economía, afirmó que del total de defunciones, 108 mil 659 fueron a causa del COVID – 19.  Lo declarado por Julio Santaella parecería ser un apunte como cualquier otro derivado del trabajo habitual de la organización a la que representa; sin embargo, las referidas cifras contrastan tremendamente con las que se desprenden de los conteos realizados por gobierno de la 4T.

 

Me explico.

 

Conforme lo informado por el zar anticoronavirus y sueño amoroso de cualquier tía con Facebook, Hugo López – Gatell, de enero a agosto del año pasado murieron por COVID – 19 poco más de 75 mil personas. Esto significa que la cantidad registrada por el INEGI es 44.8 por ciento superior a la emitida por la Secretaría de Salud. La diferencia entre un dato y otro no es menor, pues si los reportes oficiales señalan que hoy por hoy 167 mil personas han muerto a causa del virus, en la realidad el escenario podría ser aún más catastrófico y los decesos se acercarían a los 242 mil.

 

Lo más preocupante es que aún con la información de la Secretaría de Salud (es decir, la menos alarmante), el COVID – 19 es ya la segunda causa de muerte en México y, por si fuera poco, nuestro país ocupa el nada honroso primer lugar mundial con la mayor tasa de letalidad por el virus, con una proporción de 8.6 fallecimientos por cada 100 personas contagiadas.

 

Aquí en confianza, el presidente de los mexicanos reapareció en las conferencias mañaneras negándose nuevamente a usar cubrebocas y manifestando que no habrá variación alguna en la estrategia implementada por su gobierno frente a la crisis sanitaria, pues considera que hasta el momento ha sido efectiva. No obstante, en este mundo los números son los únicos que no mienten y las acciones oficiales no han ofrecido los resultados esperados. En tal contexto, surgen una serie de preguntas de fácil contestación: ¿en México, habrá de domarse a la pandemia como lo ha expresado recurrentemente la autoridad federal?, ¿se mejorará y hará funcional la plataforma para registrar a los solicitantes de vacunas?, ¿se cumplirá la meta de inmunizar a 15 millones de adultos mayores y a la totalidad del personal de salud para finales de marzo?, ¿se logrará reducir en un 80 por ciento la mortalidad cuando se alcance el 20 por ciento de cobertura de vacunación? Simple y sencillamente,  ni yendo a bailar a Chalma. Ahí se los dejo para la reflexión.