Aquí en confianza: Pobreza laboral; un nuevo monstruo nos acecha

Las políticas económicas que implementó durante su mandato fueron controversiales. Antes de ser ungido como en el presidente número cuarenta de los Estados Unidos, Ronald Wilson Reagan se desempeñó como comentarista deportivo en radio, actor de cine y Gobernador de California. En su momento, fue el mandatario de mayor edad en ocupar la oficina oval y durante el primer período, sobrevivió  a un intento de homicidio. Aunque en la década de los ochentas Reagan simbolizó el más rancio conservadurismo republicano, a él se le atribuye una frase que ha sido replicada en no pocas ocasiones: “el mejor programa social es un empleo”.

 

Lo anterior cobra especial relevancia en nuestros días y de este lado del Río Bravo. De acuerdo a datos oficiales del CONEVAL, la pobreza laboral en México aumentó a grados alarmantes al pasar del 35.7 al 44.5 por ciento de la población, en el tercer trimestre del presente año; se trata del incremento trimestral más pronunciado desde el  2005. Hoy por hoy, casi 60 millones de mexicanos no cuentan con los ingresos suficientes para acceder a una canasta básica. Si bien, el alza en el indicador se materializó en 28 de las 32 entidades federativas, 12 de estas se mantienen en niveles por encima del 45 por ciento. La mayor afectación se registró en Quintana Roo, Baja California Sur y Sonora, mientras que Coahuila sigue siendo uno de los estados con menor pobreza laboral, registrando un 29.8 por ciento.

 

La pérdida de empleo, la disminución del ingreso y el repunte de los costos de la canasta básica, son algunos de los factores que potenciaron el ingente aumento en la medición de marras. Según la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes, el precio de los productos básicos se ha incrementado hasta 30 por ciento debido a la demanda en el consumo, así como al encarecimiento de la gasolina y la energía eléctrica.

 

El panorama luce poco alentador y la luz al final del túnel parece aún lejana. Las acciones del gobierno federal para contener los embates económicos serán determinantes y sus efectos podrán ser reconocidos en los próximos meses; es aquí donde el mamífero paquidermo dio figura curva a la parte posterior de su cuerpo ó lo que es lo mismo “la puerca torció el rabo”. Para nadie es un secreto que las políticas de bienestar impulsadas por el actual régimen giran en torno a los programas sociales, principalmente aquellos que tienen que ver con la ministración directa de becas y apoyos. Sin embargo, en el caso concreto, la generación de nuevos puestos de trabajo  – dignos y bien remunerados – juega un papel fundamental. Dicho de otra forma, no se trata solamente de ofrecer a la población vulnerable los productos de la canasta básica a través de la entrega de una despensa o el dinero para adquirirla (lo cual debe hacerse, por supuesto), sino también de propiciar las condiciones necesarias para recuperar los empleos perdidos y, de paso, buscar la creación de más.

 

El reto se antoja sumamente complicado y, como si el horno estuviera para bollos, recién nos llegó la noticia de que la inversión extranjera directa decreció casi 10 por ciento en el período comprendido de enero a septiembre de 2020, respecto al mismo lapso del año anterior. Este porcentaje representa el mayor desplome desde la crisis financiera del 2009. Para Miguel González Ibarra, Coordinador del Centro de Estudios Financieros y de Finanzas Públicas de la UNAM, “la inversión extranjera no va a repuntar mientras continúe la incertidumbre sobre las políticas del gobierno actual”.

 

Para acabar con el cuadro, en el mes de mayo se emitió el decreto por el cual se extinguió oficialmente ProMéxico, organismo que por más de once años estuvo encargado de atraer inversiones extranjeras y promover las exportaciones del país; lo anterior, bajo el argumento (sin mayor explicación) de que esta agencia “ya no resultaba conveniente desde el punto de vista de la economía nacional ni del interés público”.

 

Así las cosas, el nuevo monstruo que nos acecha trae consigo la tormenta perfecta: incremento sin precedentes de la pobreza laboral; marcada disminución de la inversión extranjera directa y extinción de la oficina cuya función primordial era precisamente atraerla.

 

Aquí en confianza, el “rayito de esperanza” lo ofrecieron otra vez los gobernadores que integran la Alianza Federalista, quienes el pasado fin de semana presentaron la plataforma México Investment Board, como una herramienta para promover la atracción de inversiones y fortalecer el posicionamiento de sus entidades. Por el bien de nuestro país, ojalá que esta ambiciosa empresa logre rendir frutos en el corto plazo, porque ahora mismo, como en el galardonado filme de Michel Franco “El nuevo orden”, la cosa está que arde. Al tiempo.