Aquí en confianza: Solo en México

Solo en México sabemos honrar a nuestros muertos colocando altares finamente adornados con flores, petates y papel picado; una vez cada año,  a ellos les mostramos el camino para volver a casa con la luz de las velas y el aroma del incienso. Les ofrecemos lo que en vida disfrutaban; igual una botella de vino, que la que fuera su comida predilecta. Mujeres y hombres, chicos y grandes, transforman sus facciones  para convertirse en un catrín o catrina y, de esa forma, representar a la muerte que un día les arrebató al ser querido.   

Solo en México, el sonoro palpitar de las trompetas, violines y guitarras, lo mismo sirve para conquistar a aquellas mujeres que desde una ventana escuchan con emoción los acordes de una serenata, que para alegrar una festividad o llorar las penas cuando son más amargas. Es el mariachi la representación bravía del alma mexicana a través de la música.

Solo en México, con un buen chile en nogada, los paladares conocen a que sabe el tricolor de su bandera, gracias a la mezcla de granada, crema y  nuez  que – para el deleite de Iturbide – crearon las madres agustinas en el Convento de Santa Mónica, Puebla.

Solo en México podemos ver el místico rito de los valientes danzantes, quienes motivados por la llegada de la lluvia,  giran por los aires con los pies atados por frágiles cuerdas afianzadas a un tecomate que se coloca en lo alto de un mástil. Voladores de Papantla llamamos a los que aún nos sorprenden con su destreza y temeridad.

Solo en México, una dama de pobladas cejas y floridos atuendos propios de las doncellas tehuanas, fue capaz de traducir el dolor en pinceladas. Entre lo fantástico y sangriento, sus decenas de autorretratos revelan – con extraordinaria maestría- una azarosa vida plagada de infortunios. Frida Kahlo es y será un icono de las artes de nuestra tierra.

Solo en México, un hombre de humilde origen logró convertirse – gracias a su inigualable talento – en la figura emblemática de la comedia mexicana.  Hablando mucho sin decir nada, Mario Moreno “Cantinflas” rodó de carpa en carpa interpretando papeles de poca monta. Fue en 1940, cuando el mimo nacional saltó a la fama gracias a la película “Ahí está el detalle”, dirigida por Juan Bustillo.

Solo en México, un superhéroe del encordado que solía cubrir su rostro con una plateada máscara, podía realizar la hazaña de comunicarse con sus amigos a través de un reloj, mucho tiempo antes de que saliera al mercado el Apple Watch. Así se las gastaba “El Santo” en sus innumerables aventuras.

Solo en México, un presidente que aún no entra en funciones puede convocar a una consulta ciudadana para echar por tierra un proyecto de infraestructura iniciado por una administración distinta a la cual encabezará.  Solo en México, un sondeo de opinión de resultados vinculantes puede ser organizado por un instituto político y encontrarse  dirigido precisamente a sus militantes. Solo en México, los ciudadanos consultados pueden no representar a los verdaderos usuarios de la obra de cuya cancelación se trata. Solo en México, la mentada consulta puede mostrar cualquier cantidad de irregularidades y, sin embargo, ser abalada por el organizador y sus huestes. Solo en México, los miembros del partido dominante pueden llevar a cabo, consentir e incluso justificar las aberrantes prácticas que un día criticaron ácidamente, sin que por este hecho el empoderado líder pierda credibilidad entre sus seguidores. Solo en México, el empresariado nacional un día puede decir que se encuentra de luna de miel con el mandatario electo y, meses más tarde, recular en su dicho al advertir la cruel realidad. Solo en México, un ex candidato presidencial (preparadísimo, por cierto) puede darse el lujo de acudir a votar en una inédita consulta pública, validando con ello su realización. Solo en México, nos permitimos observar – con sorprendente pasividad – el embate de los mercados internacionales ante la inminente supresión de una importante obra, mismos que produjeron la depreciación del peso frente al dólar  y  la estrepitosa caída de la Bolsa Mexicana de Valores.

Aquí en confianza, solo en México, ante un gris panorama, podemos seguir aplaudiendo. Ahí se los dejo para la reflexión.