Bonos de China entran al WGBI como parte de su estrategia de integración financiera global

El gobierno del Presidente Xi Jinping ha recibido con beneplácito el reciente anuncio por parte de FTSE Russell (29 de marzo de 2021) de incluir los bonos soberanos de China en uno de sus índices de deuda soberana, el World Government Bond Index (WGBI). El WGBI es uno de los índices más importantes que existen en la actualidad –junto con otros como el índice agregado de Bloomberg Barclays y el GBI de J.P.Morgan– debido a su injerencia en las estrategias de inversión de un sinnúmero de fondos y demás participantes de los mercados financieros que lo utilizan como referencia o benchmark.

Más allá de los beneficios en términos de liquidez, diversificación y reducción en los costos de financiamiento para China, esta acción forma parte de la estrategia de ese país para obtener un rol hegemónico en el mundo a través de la transformación de su economía y sus mercados financieros.

China: hacia una economía de mercado en el siglo XXI

Desde inicios de siglo, China ha llevado a cabo cambios estructurales muy significativos en lo económico, lo político y lo social. Dentro de su política económica ha intentado transformarse hacia una economía de mercado, a través de diferentes reformas.

Una estrategia clave se detonó con la Crisis Financiera Asiática de 1997, lo que forzó al gobierno chino a la privatización de empresas estratégicas para el crecimiento y desarrollo del país. También condujo un ambicioso programa de inversión en infraestructura y en urbanización, con la planeación y construcción de diversas “megaciudades” que pudieran albergar, por lo menos, 10 millones de habitantes cada una.

Otro acontecimiento que ha sido un hito para la historia económica de China fue su entrada a la Organización Mundial de Comercio en 2001, lo que ha permitido su integración con el comercio internacional y con el proceso de globalización.

Una vez aprovechados los fuertes vínculos comerciales y las economías de escala generadas desde su entrada a la OMC, el gobierno chino comenzó con su Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative) desde el 2013, también conocida como la Ruta de la Seda Versión Siglo XXI. Este programa consiste en el desarrollo de rutas comerciales terrestres y marítimas entre Asia, Medio Oriente y Europa, que permitan todavía una mayor integración con los puntos de intercambio más importantes de estas regiones.

Finalmente, como parte de la estrategia de transformación hacia una economía de mercado, China ha llevado a cabo una serie de reformas y cambios estructurales enfocados en la apertura de su sistema financiero, tanto al capital privado chino como a los inversionistas globales. Entre ella se encuentran una serie de anuncios en 2018 por parte del Banco Popular de China (PboC) para la apertura de los mercados, así como la inclusión del yuan en la canasta de monedas que comprenden los Derechos Especiales de Giro del FMI en 2016, adquiriendo un status de moneda de reserva. En este contexto, la inclusión de la deuda soberana de China al WGBI forma parte medular de su estrategia.

China llega al WGBI en medio de un fuerte ajuste en tasas de interés en el mundo

Los bonos gubernamentales de China han cumplido con los criterios de elegibilidad de FTSE Russell, por lo que su inclusión en el WGBI será efectiva a partir del 29 de octubre de 2021, con duración de 36 meses a partir de esa fecha. El índice tiene un valor de mercado aproximadamente de 25.3 billones de dólares (al cierre de febrero de 2021), el cual incluye los bonos soberanos denominados en moneda local de 20 países (entre ellos México). Se prevé que los instrumentos chinos tendrán un peso entre 4% y 6% del índice, y que esta inclusión ayudará a China a diversificar sus fuentes de financiamiento, acceder a costos financieros más competitivos y mejorar la liquidez de su deuda en los mercados secundarios.

Esta situación tiene lugar en un momento de grandes dudas entre los inversionistas globales sobre la magnitud de las presiones al alza en las tasas de interés de largo plazo en Estados Unidos y el resto del mundo. Por ello, representa un reto adicional para el resto de los países en la búsqueda por incrementar, o al menos mantener, flujos de inversión en momentos de elevada incertidumbre y volatilidad, similar a lo que se vivió en el 2013 con el Taper tantrum del Fed.

 

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