COLUMNA: CAPITALES «Las mega tendencias y su impacto posterior a la pandemia»

Hace algunos años cuando nos referíamos al termino Mega tendencias, se visualizaba como el futuro iba a remodelar estas actividades de manera paulatina y enfocada a situaciones que sufrirían una transformación poco a poco. Las ciudades inteligentes, la educación a distancia, la economía circular, y la revolución digital eran conceptos que, si bien se encontraban llevando a cabo un desarrollo importante, estos se estaban implementando conforme la sociedad y el sector productivo lo iban demandando. Pero el mundo cambio a partir de marzo del 2020. La pandemia de COVID-19 ha llevado a los sistemas de atención médica a un punto de ruptura, ha puesto a gran parte de la economía mundial en una pausa indefinida y ha reformado radicalmente las normas e interacciones sociales. De repente llegaron tendencias que parecían lejanas, socavando los supuestos establecidos y dejando a los gobiernos luchando por formular modelos y enfoques comerciales que aborden un entorno económico, social y político muy diferente. Entonces, ¿cómo le da sentido a esta realidad emergente? Durante mucho tiempo hemos advertido que la disrupción no proviene únicamente de las tecnologías y los modelos comerciales; también puede desencadenarse por situaciones políticas, alteraciones climáticas o, en este caso, una pandemia. Por tanto, en este año este enfoque es más importante que nunca. Comprender dónde estamos hoy requiere comprender dónde hemos estado. Desde la Segunda Guerra Mundial, la economía mundial ha estado, en términos generales, en una curva de crecimiento basada en una ola de globalización, adopción de tecnologías de la información y extracción de recursos naturales durante décadas. El desarrollo significó crear valor basado en un alcance, escala y eficiencia cada vez mayores, buscando alcanzar el liderazgo del mercado global. Esto estableció ventajas competitivas defendibles a largo plazo. Pero a medida que el sistema maduraba y el crecimiento decaía, una economía global construida sobre una producción sin restricciones de “tomar-hacer-desperdiciar” produjo resultados sociales, ambientales y comerciales cada vez más insostenibles. La pandemia aceleró abruptamente la transición a una nueva curva. Nos ha movido, casi de la noche a la mañana, hacia un nuevo reinicio global, haciendo posible lo que antes era impensable. El trabajo remoto se ha generalizado con empleados igual o más productivos, y las empresas ahora están considerando eliminar las sedes corporativas. El futuro de la educación en las escuelas está emigrando después de un cambio abrupto hacia el aprendizaje virtual. Los cambios que habían sido esporádicos o resistidos se han implementado por necesidad, demostrando de repente ser más efectivos y sostenibles. Muchos probablemente aguantarán, pero algunos otros no. En este sentido, los “guiones originales” tenderán a adecuarse a una realidad que utiliza el estado actual como punto de partida. La pandemia de COVID-19 aceleró las mega tendencias globales, empujando al mundo hacia una nueva curva de crecimiento. Este reinicio global creó una apertura para el cambio que parecía impensable hace unos meses, incluida la oportunidad de mejorar el mundo posterior a la pandemia.

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