COLUMNA: CAPITALES «Riesgos globales en el 2020: ¿hacia dónde vamos?»

El mundo no puede esperar a que se abra la cortina de la incertidumbre geopolítica y geoeconómica. Optar por superar el período actual con la esperanza de que el sistema global “retroceda” corre el riesgo de perder tiempos cruciales para abordar desafíos apremiantes. En cuestiones clave como la economía, el medio ambiente, la tecnología y la salud pública, todos los involucrados deben encontrar formas de actuar rápidamente y con un propósito claro dentro de un panorama global inestable. Según el reporte del Foro Económico Mundial respecto a los riesgos globales en el 2020, La economía mundial se enfrenta a una «desaceleración sincronizada», los últimos cinco años han sido los más cálidos de la historia, y se espera que los ataques cibernéticos aumenten este año, mientras los ciudadanos protestan por las condiciones políticas y económicas en sus países y expresan sus preocupaciones. El comercio global ha sido históricamente un motor de crecimiento económico, y una herramienta clave para sacar a las economías de las recesiones, pero se colocaron restricciones significativas sobre el comercio mundial el año pasado, tal es el caso de Estados Unidos y China, las economías más grandes del mundo, que han sufrido una ruptura importante en sus relaciones comerciales. Más allá del riesgo de un posible conflicto, si las partes interesadas se concentran en la ventaja estratégicas geográficas inmediatas y no vuelven a adaptar los mecanismos de coordinación durante este período inestable, las oportunidades sobre aspectos prioritarios, más allá de lo político, puede derivar en acciones negativas sobres aspectos claves que repercuten a nivel global. En medio de este panorama económico cada vez más oscuro, el descontento de los ciudadanos se ha endurecido con los sistemas políticos que no han logrado promover el avance. La desaprobación de cómo los gobiernos están abordando problemas económicos y sociales profundos ha provocado protestas en todo el mundo, debilitando potencialmente la capacidad de los gobiernos para tomar medidas decisivas en caso de una recesión. Sin estabilidad económica y social, los países podrían carecer de los recursos financieros, el capital político o el apoyo social necesarios para enfrentar los riesgos globales importantes. El cambio climático es cada vez más fuerte y más rápido de lo que muchos esperaban. Los últimos cinco años están en camino de ser los más cálidos de la historia, los desastres naturales se están volviendo más intensos y más frecuentes, y el año pasado se presenció un clima extremo sin precedentes en todo el mundo. De manera alarmante, las temperaturas globales están en camino de aumentar al menos 3°C, el doble de lo que los expertos en clima han advertido es el límite para evitar las consecuencias ambientales más severas. Los impactos en el corto plazo del cambio climático se suman a una emergencia planetaria que incluirá la pérdida de vidas, tensiones sociales y geopolíticas e impactos económicos negativos. Sin que esto suene alarmante, el reporte del Foro Económico Mundial para el año 2020 es sin duda una voz de alerta para que las naciones puedan tomar las decisiones adecuadas, y evitar que la “tormenta perfecta” se forme en torno nuestro planeta, cada vez más deteriorado en aspectos ambientales, políticos, sociales y económicos.

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