COLUMNA: CAPITALES «Tras la pandemia: cuando lo único constante es el cambio.»

Después de vivir varios meses esta pandemia mundial, las organizaciones están redefiniendo sus expectativas a corto y mediano plazo. De la noche a la mañana, muchos sectores sufrieron cambios más por necesidad que por alguna planeación. Se incremento el trabajo desde casa haciendo uso más eficiente de su tiempo y adaptándose a la tecnología que si bien mucho tiempo estuvo disponible, pocas veces se utilizaba.  las escuelas tuvieron que adaptarse a medios de comunicación que en gran parte no estaban preparadas para hacerlo. Los comercios tuvieron que hacer uso de servicios de entregas diseñando estrategias sobre la marcha. El impacto en el sector productivo será brutal en los próximos meses, cuando de manera paulatina se incorporen a incrementar la operatividad, ya que tomará mucho tiempo llegar a los índices operativos que se tenían antes de la pandemia. Estos escenarios ofrecen una visión de una nueva era de aceleración que está tomando forma, en la que las empresas más adaptables corren hacia adelante para rediseñar estrategias y operaciones en semanas en lugar de años. Muchas de estas estrategias se encontraban dentro de la planeación al mediano plazo, figurando en las listas de tareas pendientes de los ejecutivos; ahora, están siendo rápidos. Una característica definitoria de la tan discutida nueva normalidad en los negocios es la velocidad: las decisiones se están haciendo a un ritmo que antes se creía imposible. El tremendo impacto económico y de la salud pública de la pandemia del coronavirus ha elevado el estándar mundial para la eficiencia y la innovación. El mundo no puede volver mágicamente a cómo eran las cosas antes. Las empresas resilientes que encuentran el éxito en el futuro serán aquellas que pueden seguir girando sus recursos económicos tan ágilmente como lo han hecho durante los primeros meses de la pandemia. Este cambio está generando una nueva generación de empresas, más capaz de prosperar en la incertidumbre con un sentido de propósito más claro y amplio. Los ejecutivos podrán seguir motivando a su personal en torno a un objetivo común incluso después de la crisis de salud y a través de dificultades económicas. Se recalibrarán rápidamente en respuesta a mega tendencias, se expandirán más allá de las áreas de negocio tradicionales a través de asociaciones y mejorarán su desempeño a lo largo de métricas ambientales, sociales y de gobernanza más amplias. Moverse rápido requerirá adaptarse a los nuevos estándares con mayor velocidad que los competidores, y las empresas a la vanguardia están ajustando sus expectativas de rentabilidad. Las empresas que ya han reevaluado sus operaciones para obtener puntuaciones sólidas de sostenibilidad ahora tienen una ventaja competitiva. La pandemia del coronavirus ha desencadenado el tipo de cálculo económico que ocurre tal vez una vez en un siglo. Se necesitarán enormes innovaciones y avances para reactivar la economía mundial. Junto con ella, los supuestos previos de cómo se deben llevar a cabo los negocios tendrán que ser analizados y examinados para lograr una adaptación a las tendencias de la llamada nueva normalidad.

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