Conoce (y admira) a los insectos que habitan en tu casa

Desde arriba a la derecha en el sentido de las manecillas: araña saltarina, avispa del género «Enicospilus» y piojos de los libros Heidi Younger

“Empiecen con los alféizares”, aconseja Rob Dunn. “Las lámparas también suelen ser cementerios de bichos”.

Después de que la gente decoró sus hogares con arañas de plástico para Halloween, Dunn, ecologista de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, quiso invitar a las personas a buscar alimañas de verdad, y que después fotografiaran sus hallazgos, en vez de aplastarlos.

Su nuevo proyecto, Never Home Alone (Nunca estamos solos en casa), busca recolectar al menos diez mil avistamientos de artrópodos —insectos y sus parientes— de todo el mundo. Todos pueden participar en iNaturalist, la plataforma en línea para identificar elementos de la naturaleza; la única condición es que los bichos deben observarse en interiores.

Ahí es donde también puede encontrarse a la mayor parte de los humanos. “Pasamos más del 90 por ciento de nuestras vidas dentro de un lugar”, dijo Dunn hace poco, al citar un estudio de 2001 realizado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.

En las ciudades más pobladas, el bioma bajo techo es más grande que el espacio al aire libre, al menos en cuanto al área de suelo. (Los interiores de Manhattan, según los cálculos de Dunn, ahora superan a los exteriores por una proporción de tres a uno). Sin embargo, los científicos no saben casi nada acerca de las arañas, las moscas y los piojos de los libros que habitan este espacio con nosotros.

“Hay publicaciones de sobra acerca de las cucarachas y las termitas”, comentó May Berenbaum, entomóloga de la Universidad de Illinois que no participó en el proyecto. “Pero hay cientos, posiblemente miles, de inquilinos en las viviendas que pueden ser neutrales o benéficos de los cuales no sabemos nada”.

Hasta hace poco, incluso Dunn era culpable de ignorar a sus compañeros de piso de seis patas. Unos cuantos años antes, él y sus colegas decidieron hacer un censo de cincuenta hogares en Raleigh, Carolina del Norte, incluyendo el suyo.

“Yo habría dicho que tenía cuatro especies de arañas”, admitió. “Cuando revisamos, encontramos diez en mi casa, y resulta que ese es el promedio”.

En efecto, algunas casas en Raleigh tenían más de doscientas especies de artrópodos en total; Dunn y su equipo han encontrado una multiplicidad similar de bichos en hogares de países tan lejanos como Suecia y Perú.

A Dunn, el ambiente doméstico de pronto le pareció más exótico que la Amazonía, repleto de oportunidades de descubrimiento (los trabajos previos de Dunn incluyen estudios sobre la diversidad de los microbios en las axilas y en la masa fermentada). Un par de los insectos que encontró junto con sus colegas eran completamente nuevos para la ciencia, pero incluso los que ya habían sido bautizados eran muy misteriosos. En la mayoría de los casos, los investigadores no saben lo que las criaturas comen, cuáles son sus parientes más cercanos o de qué hábitat provienen.

El vinagrillo o escorpión látigo Heidi Younger

La escala de esta ignorancia era abrumadora. Le tomó al equipo horas inspeccionar una sola casa, e incluso más tiempo identificar cada espécimen. A ese ritmo, Dunn jamás tendría suficientes datos para comprender siquiera los patrones básicos de la vida de los insectos en interiores, o cómo variaban a lo largo de Estados Unidos, ya no se diga en el mundo.

La aplicación de ciencia ciudadana iNaturalist, que tiene usuarios de todo el planeta y es capaz de geolocalizar e incluso identificar especímenes a partir de fotos por medio de inteligencia artificial, ofreció una solución para este obstáculo.

En julio, Dunn creó una página para el proyecto, y empezó a pedirles a los usuarios más activos de la plataforma que contribuyeran. Para mediados de octubre, la página del proyecto había recibido más de tres mil propuestas, las cuales representaban más de ochocientas especies, de más de mil participantes de todo el mundo.

Algunos de los datos más emocionantes provienen de los trópicos, lo cual quizá es poco sorprendente ya que ahí la investigación sobre insectos en interiores es muy escasa. La araña cangrejo en particular, llamada así por su habilidad para escabullirse lateralmente y hacia atrás, parece estar en todas partes. En un avistamiento memorable, el arácnido color café de patas flacuchas y cuerpo abultado está parado sobre un cepillo de dientes, haciéndolo ver pequeño.

“Las personas que viven en las regiones tropicales de Asia saben que cohabitan con estos bichos, pero no era algo que los científicos, en general, supieran”, explicó Dunn.

Para un científico amante de los insectos que quiere entender las fuerzas que dan forma a la diversidad de la vida en uno de los ecosistemas de crecimiento más rápido en el mundo, es obvio lo emocionante que es el proyecto Never Home Alone. No obstante, para los residentes que prefieren aplastar a una mosca que admirar su iridiscente color, ¿qué ventaja tiene? Dunn se mostró un poco frustrado por la pregunta, pero después señaló animosamente que muchas de estas especies son, o podrían ser, en extremo útiles.

“En Asia tropical, hay una araña saltarina que es común en las casas, y su alimento preferido son los mosquitos infectados con dengue”, afirmó. Las arañas, en general, son benéficas: se alimentan de los insectos más desagradables, como cucarachas, tijerillas, moscas y polillas comunes de la ropa. Además, rara vez muerden.

Cuando rociamos pesticidas, normalmente matamos a las arañas que trabajan a nuestro favor y aceleramos la evolución de las cucarachas y las chinches resistentes. Un hombre en California incendió por accidente la casa de sus padres mientras intentaba matar arañas con un soplete.

“En mi laboratorio, todos amamos a las arañas pero, en general, yo diría que nuestra actitud hacia estas especies en el hogar no tiene el enfoque adecuado”, opinó Dunn.

La araña cangrejo o araña cangrejo de pared Heidi Younger

Dunn comprende que la mayoría de nosotros nunca aceptaremos con gran entusiasmo a los insectos en nuestras casas; aspira únicamente a fomentar la tolerancia y, de ser posible, un poco de asombro. “Algunas de estas especies son geniales”, comentó mientras describía a una araña que mata a sus presas escupiéndoles (el escupitajo es arrojado por glándulas readaptadas de seda a velocidades de casi 30 metros por segundo).

Cuando rociamos pesticidas, normalmente matamos a las arañas que trabajan a nuestro favor y aceleramos la evolución de las cucarachas y las chinches resistentes.

No obstante, aun sin nuestra aprobación, nuestros compañeros artrópodos de vivienda estarán ahí; nuestros hogares, con sus climas templados y constantes, sin mencionar las grandes cantidades de agua y comida, constituyen un ambiente acogedor para la vida en todas sus escalas.

“Lo mejor que podemos hacer es intentar conseguir que las poblaciones de bichos en nuestros hogares tengan más especies de las que nos benefician, que de las que nos hacen daño”, dijo Dunn. “Pero primero debemos saber qué especies nos acompañan”.

FUENTE: nytimes