EDITORIAL: AMLO tendrá que aprender a organizar bien consultas populares

A AMLO le encantan las consultas populares, pero todavía no sabe hacerlas bien. En el caso del NAIM, la cancelación de la propuesta de Texcoco provocó que se depreciara el peso en un instante (apenas se anunció el resultado de la consulta), que se pusiera nervioso el tipo de cambio, que cien mil millones de pesos se tiraran a la basura. Fue una mala señal al mundo y a los mercados financieros.

Ahora bien, que esta consulta popular estuviera mal organizada (falló la página web, la aplicación, la custodia de paquetes de casillas), no significa que las que vengan en los próximos seis años se sigan haciendo mal. Ya se presentó una iniciativa de ley para que se reforme el artículo 35 constitucional y se reglamenten las consultas para que cada año sometan temas importantes a la opinión de los ciudadanos.

El resultado de la consulta pública sobre el NAIM fue un mal principio, un mal prólogo al arranque de la próxima administración. A esta consulta popular ya se le conoce como el error de octubre. Fue un pésimo antecedente para la democracia participativa. Pero puede corregirse, afinarse, mejorar, si AMLO tiene antes la voluntad personal para hacerlo: de entrada tendría que reconocer que la consulta del NAIM estuvo mal organizada, y que metió la pata en la logística y en la forma de votar.