EDITORIAL – Aquí en Confianza: Justicia ahora y el orgullo coahuilense

Lo he dicho en recurrentes ocasiones: la política de comunicación social del gobierno de Enrique Peña Nieto en poco o nada ayudó para revertir la percepción negativa que –en forma por demás veloz – fue generándose en torno a la actuación del titular del poder ejecutivo. Más allá de las indispensables reformas estructurales y los logros sin precedentes en algunas de las más importantes materias del quehacer público, “Juan Pueblo” sigue calificando como poco exitosa (por decir lo menos) a la actual administración federal. Pese a ello, con motivo del cuarto informe presidencial, el referido equipo de publicidad lanzó una frase cuyo contenido me pareció acertado desde las primera vez que lo escuché. “Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho”, reza el slogan de marras.

Al inicio de esta semana, el Museo de Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México se convirtió en el marco para la entrega de los premios “Justicia Ahora”; evento organizado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), PROJUSTICIA y Borde Jurídico, entre otras importantes agencias y asociaciones de la sociedad civil y la academia. El mencionado galardón tiene como propósito principal incentivar el intercambio de buenas prácticas; fomentar el uso de las tecnologías y promover a las nuevas generaciones de actores jurídicos que, mediante  su desempeño cotidiano, van dando forma al futuro de la justicia en nuestro país; así mismo, se busca que el sistema de justicia penal logre su consolidación desde el punto de vista institucional y de percepción.

Nuevamente Coahuila se convirtió en referente nacional, ahora en materia de procuración e impartición de justicia. Son siete las categorías de que se compone la entrega en comento y, en dos de ellas, el triunfo indiscutible fue obtenido por jóvenes funcionarias coahuilenses. 

Griselda Elizalde Castellanos se alzó con el reconocimiento como Jueza del Año, mismo que se otorga a quien, en base a una sólida argumentación en sus resoluciones, tutela, protege y garantiza – conforme al derecho internacional y nacional – los derechos humanos; observa y cumple los principios del sistema penal acusatorio y hace uso de las buenas prácticas en materia de resoluciones judiciales. Fue en 2017 cuando un tribunal de enjuiciamiento de nuestra entidad emitió una sentencia que transformó la vida de una mujer que estuvo en prisión preventiva durante más de ocho meses por el delito de homicidio simple doloso, en agravio de su pareja sentimental. Así, al juzgar con perspectiva de derechos humanos y de género, se acreditó la legitima defensa, al encontrarse la acusada en una situación de desventaja e inmersa, además, en un círculo de violencia. En esta labor fue fundamental la participación de otras dos mujeres, quienes junto a Griselda, aprobaron la histórica resolución. Me refiero a Rebeca Monsiváis Pechir y Silvia Ortiz Castañeda, juezas penales – ambas –del Distrito Judicial de Saltillo.

Por su parte, Gardenia Salinas Márquez, Coordinadora para la investigación del delito de trata de personas de la Fiscalía de Coahuila, obtuvo el premio como litigante del año.  Ella, al desarrollar sus funciones como Agente del Ministerio Público, sustentó una acusación cuya sólida teoría del caso y ofrecimiento oportuno de pruebas, derivó en una sentencia de 30 años por el delito de trata. En este caso, la víctima era una mujer con un cierto grado de retraso mental que era obligada a prostituirse por parte de la persona con quien sostenía una relación de concubinato.

Aquí en confianza, las noticias respecto al homenaje de que fueron objeto Griselda y Gardenia no ocuparán las primeras planas de los periódicos ni los espacios noticiosos de radio y televisión; en las redes sociales, poco se mencionará acerca de los logros profesionales de estas dos funcionarias; seguramente, ni una ni la otra, contarán con un nutrido comité de recepción a su llegada a la capital coahuilense; pero, en estos tiempos en los que (a partir de una terrible generalización) el servicio público se encuentra profundamente estigmatizado, las historias de éxito son dignas de contarse. 

Escribió el activista, poeta y ensayista Javier Sicilia: “Si no tenemos policías, jueces, abogados y fiscales, honestos, valerosos y eficientes; si se rinden al crimen y a la corrupción, están condenando al país a la ignominia más desesperante y atroz”. Enhorabuena por la justicia en Coahuila.