EDITORIAL: ¿El cuento de nunca acabar? Ahora le quitan Monterrey al PRI y se lo regresan al PAN

La Sala Regional del TEPJF acaba de enmendarle la plana al Tribunal Electoral de Nuevo León. Monterrey regresa a manos de Felipe de Jesús Cantú, el ex candidato del PAN. Otro giro sorpresivo a los resultados electorales del pasado 1 de julio, que le mete un duro varapalo al PRI.

¿Qué pasó? El órgano electoral primero había computado 155 mil votos para el candidato del PAN, 4 mil votos más que para el PRI: un margen de menos de 1% de diferencia.

Luego, como segundo acto de esta comedia de las equivocaciones, el Tribunal Electoral del Estado revirtió el resultado de 28 paquetes de casilla dizque no contabilizados (que representaban 1.7% de la votación) y falló a favor del candidato del PRI, Adrián de la Garza.

En un tercer acto, el de ayer, la Sala Regional del TEPJF falló en contra del PRI, que había logrado anular casillas decisivas, alegando que el PAN se había robado 90 paquetes electorales (alrededor de 35 mil votos extraviados), además de otras supuestas anomalías como dobles actas y la violación de las cadenas de custodia (entrega, resguardo y custodia de los paquetes electorales).

¿Se hizo justicia para el panista Felipe de Jesús Cantú? Sin duda: se lo merece a pulso. Pero también, como lo he mencionado en pasados artículos, hubo varias moralejas, por ejemplo, que este tipo de resultados electorales tan apretados, tan cerrados, propician que se judicialice la elección. Para estos casos se inventó en otros sistemas electorales la segunda vuelta electoral o balotaje.

O sea, una segunda ronda en votaciones para que el ganador obtenga más de la mitad de los votos emitidos. Insisto: en vez de que los partidos políticos se agarren soltando moches, es mejor legislar una reforma constitucional para que se apruebe la figura de la segunda vuelta para alcaldías. Es urgente, más que otras banalidades que quiere legislar Morena.

Por otro lado, los magistrados de la Sala Regional se vieron tan políticamente salomónicos (le dieron Monterrey al PAN y Guadalupe al PRI) que sus resoluciones reflejan criterios tan grillos como jurídicos.

Claro, el PRI todavía puede apelar a la siguiente instancia, la Sala Superior, pero dada la resolución de ayer, es improbable que la decisión se modifique.