EDITORIAL: Las jugadas de AMLO y Sánchez Cordero en el Poder Judicial

La política mexicana se divide en dos categorías: zorros y erizos. Mientras el zorro sabe de muchas cosas, el erizo sabe mucho de una sola cosa. Para escapar, el zorro se vale de cientos de artimañas, en tanto el erizo tiene una muy efectiva. ¿AMLO es erizo o es zorro? Desde luego, por no tener cientos de artimañas como facilidad de palabra, ni estudios de posgrado, ni don de conciliación, ni mente estructurada, ni cultura financiera, AMLO no es un zorro. Más bien es un erizo: sólo sabe una cosa: grillar. Y la hace muy bien. El problema es que sus críticos fifís lo hemos subestimado: creemos que sus múltiples carencias lo vuelven un hombre simple, cuando no es así; es una mentalidad compleja, de instinto infalible, a quien se suele menospreciar intelectualmente.

¿Un ejemplo de que AMLO sabe grillar y lo hace muy bien? Se los doy: el próximo relevo en la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que será el 2 de enero. Los mal pensados alegan que AMLO pretende entrometerse autoritariamente en el Poder Judicial. Y que se vale de la Ley de Remuneraciones de Servidores Públicos como si fuera artillería pesada. Mientras una parte de la prensa se rasga las vestiduras por el supuesto atentado a la división de poderes, AMLO hace su grilla en corto, intentando poner indirectamente, de carambola, al presidente de la SCJN.

Primero, AMLO ya decidió por su soberana voluntad que el lugar que deja vacante José Ramón Cossío, lo ocupe Luis González Alcántara (no nos distraigamos con Loretta Ortiz y Celia Maya, son puras comparsas, que no cuentan). Segundo, uno de los que se perfilaba hasta hace pocos meses como Presidente de la SCJN, José Mario Pardo (quien no era para nada afín a AMLO) fue denunciado mediáticamente por nepotismo. Sus posibilidades se extinguieron ipso facto. ¿Quién filtró la nota a la prensa? Ya se imaginarán: un erizo que anda por ahí.

La contienda por la Presidencia se redujo a Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena (contrario a AMLO) y Arturo Zaldívar (afín a AMLO). Ante este escenario, la balanza se inclinaba obviamente por Gutiérrez Ortiz Mena, “garante de la autonomía del Poder Judicial frente al nuevo gobierno federal”. ¿Pero qué pasó en días recientes? El ministro Alberto Pérez Dayán admitió la acción de inconstitucionalidad de la Ley de Remuneraciones, y en cuestión de horas se puso en el candelero. De pronto entró en la contienda interna por presidir la SCJN, lanzando aparentemente un obús a AMLO, con lo que queda limpio de cualquier arreglo con AMLO en lo oscurito.

Sin embargo, lo que no dice Pérez Dayán es que en las últimas semanas se ha entrevistado en secreto con Olga Sánchez Cordero; ha frecuentado a la Secretaria de Gobernación (también ex ministra de la SCJN) en más ocasiones que el propio Arturo Zaldívar, el candidato natural de AMLO. Si el lector deduce que doña Olga está brincándose la línea oficial y va por la libre en los enjuagues de la Corte, está muy equivocado. Cumple la jugada a tres bandas. Lo dicho: AMLO es un erizo y sabe grillar muy bien.