EDITORIAL: Los videos incómodos de Olga Sánchez Cordero

Jaime Bonilla, flamante gobernador de Baja California, le tendió un cuatro a Olga Sanchez Cordero, Secretaria de Gobernación. No ha sido la primera vez. A Bonilla le gusta someter amigos y enemigos. Le gusta el espionaje. Y la intriga.

Por algún motivo, Bonilla se siente protegido por AMLO. Así lo ha dicho en privado. Y así se ostenta en público. Pero todo tiene un límite. Incluso los periodos de gobierno que se pretenden ampliar de dos a cinco años. El litigio (moralmente reprochable y legalmente casi improcedente), puede terminar con una renuncia, y no será la de doña Olga, sino la de Bonilla. Se verá en los próximos días.

Son cada vez más miembros del círculo cercano de López Obrador quienes exigen que no se defienda más a Bonilla. Está de por medio la imagen del régimen. Y la palabra del propio Presidente. Pues bien, en ese círculo de contrarios a Bonilla ya puede ir incluyendo el lector a doña Olga, víctima de una chicanada del tijuanense que no puede quedar impune.

Lo peor que puede pasarle a doña Olga es que Bonilla se quede muy campante gobernando los cinco años. Ni es democrático ni es justo para el pueblo de Baja California ni para el Presidente López Obrador.

Pero que ya no improvise tantas declaraciones doña Olga. No tiene caso. Se perjudica sola. Decir que uno es ingenuo en redes sociales es confesar que uno es ingenuo a secas. Y no creo que doña Olga sea una ingenua en ningún sentido.

En todo caso, doña Doña debería depositar su confianza en su coordinador de prensa, Omar Cervantes, quien sabe manejar muy bien situaciones de crisis cómo está. Pero que lo deje trabajar a sus anchas. Porque a veces para salir del pantano, el afectado se hunde cada vez más de tanto pataleo, presa de los nervios y el entendible pánico. Obvio, no será fácil salir para doña Olga salvarse del cuatro que le tendió Bonilla, quien entiende la política como la práctica de traicionar a los amigos. Ni modo. Así son esta cosas.