EDITORIAL: ¿Por qué llegó Arturo Zaldívar como Presidente de la SCJN?

Mientras tenga los medios a su alcance, el mandatario de un país, sea de EUA o México, intentará poner al Presidente de la Corte. Si no lo hace, es porque no puede. Ni Obama evitó meter mano cuando pudo. Menos Trump. Quien quiera ver esto como una intromisión del Poder Ejecutivo en el Legislativo, estará en lo correcto. Quien quiera ver esto como un peligro para la democracia, estará equivocado. Los mandatarios no están en su derecho, pero están en la grilla, o sea, en la política real. Y esa es la que cuenta.

A AMLO ya le llovió sobre mojado porque su candidato para presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación era el queretano Arturo Zaldívar. Ganó el cargo, pero desde mucho antes, para los críticos del gobierno federal, Zaldívar era un pelele de López Obrador por, lo que bailará al son que le toque el tabasqueño. Y uno piensa que no es para tanto; que exageran. Para empezar, porque a Zaldívar lo propuso hace diez años como ministro Felipe Calderón. Ya Gustavo Madero se ha encargado de recordarle a quien lo escuche (o lea en Twitter) que en 2009, los senadores del PAN apoyaron esa propuesta. Ahora, Felipe ha sumado a Zaldívar en su lista de traidores. De nuevo, no es para tanto. Calderón exagera, para variar.

También están norteados quienes creen que Zaldívar llegó como Presidente de la Corte gracias a los buenos oficios de Julio Scherer Ibarra, Consejero Jurídico de AMLO. El hijo del inolvidable periodista (en aquellas buenas épocas de Proceso) sólo cumplió órdenes. No habló con los ministros y los hombres del dinero (que también influyen) por su cuenta. Fue una instrucción directa de AMLO que Scherer acató sin chistar. Ahora bien, ¿por qué no delegó López Obrador esta delicada encomienda a Olga Sánchez Cordero, la Secretaria de Gobernación? Muy simple: a doña Olga no le salieron bien las dos misiones anteriores. No rindió buenos resultados a su jefe. Esto no quiere decir que la titular de Segob haya caído de la gracia del mandatario. Sólo que Scherer le ganó el mandado, por esta ocasión. Y Si se repite, malo el cuento para doña Olga.

¿Se le resta autonomía al Poder Judicial con la llegada de Zaldívar? No. El ministro es uno de los más hábiles negociadores en materia legal y sabe imponer su independencia de criterio. Si no lo creen, pregúntele a Calderón, quién debería hablar con más respeto del ministro. Seguramente Zaldívar defenderá a capa y espada la independencia del Poder Judicial. No demolerá la división de poderes. La justicia, al menos en la punta de la pirámide, estará en buenas manos. La base de la pirámide, en cambio, está corrompida y deteriorada a más no poder. La gente ya le perdió la confianza a los jueces, desde hace muchos años. Eso no es culpa de Zaldívar, por ahora. Pero lo será, si no lo arregla pronto.