EDITORIAL: Que Claudia Sheinbaum ponga atención a la Secretaría de Seguridad Pública

Claudia Sheinbaum tiene muchos pendientes por cumplir en la CDMX, pero uno de los principales es enderezar la Secretaría de Seguridad Pública. Pondré un ejemplo entre muchos. Hace días, conduciendo mi carro en Insurgentes Sur, me detuvo una patrulla. Se trataba de una revisión de rutina. No objeté la inspección. Pero cuando me pareció que el agente se excedía en sus facultades, comencé a grabarlo con mi iPhone.

El agente se ofendió y me exigió, alzando la voz, que guardara mi celular. No lo hice: ¿en cuál artículo del reglamento de tránsito de CDMX se establece que no puede grabarse un operativo de algún guardián del orden? El ciudadano tiene libertad para hacerlo. Si el policía se ofende, es su problema, no el nuestro.

De hecho, sería conveniente que todos los patrulleros portarán cámaras de video en sus uniformes. No es una inversión cara. Subir a la nube digital sus acciones tampoco atenta contra sus facultades legales: es un derecho ciudadano. Incluso se ahorrarían muchas denuncias de chilangos que nos sentimos lesionados en nuestros derechos. En las ciudades donde se ha implantado esta tecnología, han disminuido significativamente las quejas contra la policía. Buen indicio.

El problema de estos dispositivos policiacos consiste en que el agente puede activar o desactivar a su antojo la videograbación. No pasa así con la policía británica con 22 mil dispositivos instalados en cada agente (body-cam) que vigila los barrios de Londres. En CDMX prácticamente se prohíbe al ciudadano que lo haga con su propio celular, con el argumento de que solo puede hacerlo a una distancia no menor de un metro. Grabar así, en mitad de la noche, se vuelve una operación complicada, más si estamos en medio de un operativo hostil.

Los primeros gobiernos locales que instalaron cámaras de video en los uniformes de sus policías fueron los daneses en 2005. Dinamarca es pionera de esta medida de observación permanente de la autoridad pública en funciones. Ahora se aplica en EUA, Canadá y Holanda, con resultados muy favorables. Videograbar a la policía debe ser algo perfectamente legal, sin que nadie se escandalice por eso.

Pero el ciudadano también tiene derecho, a su vez, de grabar al servidor público. Yo traté de hacerlo y el patrullero por poco me avienta el celular al suelo.  Claudia Sheinbaum debe saber que las nuevas tecnologías pueden reducir la prepotencia de las autoridades, pero la necedad casi rayana en la estupidez de muchos guardianes del orden sigue siendo la costumbre en algunas megalópolis, comenzando por CDMX.