EDITORIAL: Raymundo Riva Palacio y los periodistas candorosos

El candor de muchos colegas periodistas rayó a comienzos de esta semana en la franca estulticia. La distancia entre ellos y la gente, como diría José Alfredo Jiménez, es cada día más grande. Dicen que AMLO está enojado con Peña Nieto por sus frivolidades y que esa novedad “se la han ido a contar” sus allegados al Presidente.

¿Así de anticuados? AMLO no ocupa que su jefe de prensa ni nadie le vaya a contar nada, porque ya existe el Twitter. Y la prensa digital. Basta que el presidente tenga un smartphone a la mano y se meta a husmear las redes sociales (de las cuales, según fuentes veraces, es adicto).

A lo largo del día, AMLO lee a los periodistas amigos y enemigos. Es su único vicio, ademas del de mandar. Entiende entre líneas lo que escriben en contra suya. Interpreta la información política e improvisa cada mañana su propia editorial, con su correspondiente réplica. Marca agenda. Por lo pronto no hay quién le gane en estos trotes. Ni siquiera Felipe Calderón con sus discursos setenteros que sube a YouTube.

Si AMLO pretende meter al bote a Emilio Lozoya, o asusta con el petate del muerto a Salinas de Gortari (que se fue al Reino Unido) o a Peña Nieto (quien ya vive en España), no es por inventarse “distractores” o por buscar “represalias políticas o penales”. Está cumpliendo al pie de la letra su agenda. Por eso ganó, porque puso en el candelero los temas que tenían hasta la madre a la gente. Y el tema principal era la corrupción, aunado al clamor popular de la austeridad.

AMLO arrolló en la elección presidencial por su lectura del hartazgo generalizado. Pero muchos periodistas a estas alturas siguen inocentemente confundidos. Y piensan (o fingen pensar) que  las acciones del mandatario responden a venganzas, rencores, impulsos e improvisaciones. Si siguen con esta posición ingenua, no tocarán a AMLO ni con el pétalo de una rosa, ni de una editorial. La malicia y perversión presidencial van más allá. Te lo digo Riva Palacio, para que lo entiendas Raymundo.