EDITORIAL: Venezuela y el loco que se creía presidente

En todas las dictaduras aparecen locos que se proclaman presidentes. El escenario político está tan enrarecido, tan deteriorado, que cualquiera con un tornillo flojo en la cabeza salta a la palestra, creyéndose el salvador de la patria.

Por supuesto, sería el cuento de nunca acabar si las democracias occidentales, por tal de derrocar al dictador en turno, le dieran su reconocimiento a cada hijo de vecino que se autonombra presidente.

Sobre este tenor, mencionaré un caso histórico en México, que no pasó a mayores, pero que resulta paradigmático. Durante la dictadura de Porfirio Díaz, se convocó a elecciones de manera regular. Era como taparle el ojo al macho.

Sin embargo, Díaz siempre tuvo un contrincante de papel. No es que fuera un opositor arreglado, puesto a modo, simplemente era un loco. Se llamaba Nicolás Zúñiga y Miranda, vagaba por los rumbos de la Alameda, en la Ciudad de México, no se quitaba nunca el sombrero de copa ni la levita negra e incansablemente se registraba como candidato presidencial.

Don Nicolas perdió feamente todas la elecciones en las que se postuló como candidato. Pero tenia sus seguidores y sus votantes fieles. Había inventado — según él — una máquina para predecir temblores terrestres y cierta vez le atinó a uno de 1887. También predecía erupciones del Popocatépetl. Eso le granjeó la admiración de ciertos bohemios de cantina y de uno que otro intelectual sin quehacer (a veces es pleonasmo).

Hasta que, a mediados del siglo XX, tres o cuatro de esos intelectuales pelagatos pidieron formalmente al gobierno de EUA que se reconociera a don Nicolás Zúñiga y Miranda como Presidente interino, que se invadiera México por Veracruz y se derrocara al autoritario Porfirio Díaz. Los opositores al régimen argumentaban (con razón) que el porfiriato era una dictadura, y por tanto, don Nicolás merecía ser presidente de México (sin razón).

Por esos mismos años apareció don Francisco I. Madero como opositor a Porfirio Díaz, se alzó en armas y pasó lo que todos sabemos (o deberíamos saber si fuimos a la escuela). De don Nicolás Zúñiga y Miranda no volvió a conocerse gran cosa, más que siguió contendiendo para la presidencia una y otra vez, y tildó de usurpadores a todos los mandatarios hasta Plutarco Elías Calles, que era quien mandaba en el país cuando él murió en 1925.

En Venezuela, un muchacho de trayectoria gris, de nombre Juan Guaidó, se acaba de autoproclamar Presidente “de por mientras” en vez del autoritario de Nicolás Maduro, y a diferencia del mexicano don Nicolás Zúñiga y Miranda, EUA ya le otorgó él reconocimiento oficial. Encima de eso, algunos intelectuales mexicanos quieren que nuestro gobierno le otorgue su reconocimiento al tal Guaidó. Pasan los años, todo se vuelve historia, pero mucha gente sigue cometiendo los mismos disparates que sus abuelos. No tienen remedio.