El caso de JP Morgan con Bitcoin o cómo el pez muere por la boca

Existen célebres frases y refranes de la cultura popular que resumen bien lo ocurrido este jueves con el banco JP Morgan Chase y el anuncio de crear su propia criptomoneda, la JPM Coin.

“Eres esclavo de lo que dices y dueño de lo que callas” o “por la boca muere el pez”, calzan para sintetizar la posición que mantuvo la institución financiera, durante años, contra los criptoactivos, especialmente bitcoin, para ahora sacar un clon privado.

Quienes hacemos vida en el ecosistema cripto recordamos cómo han sido las arremetidas de Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, apuntando siempre contra la principal criptomoneda del mercado. Primer disparo: reírse. Segundo disparo: minimizar su potencial. Tercer disparo: criminalizarla y llamarla fraude.

El asunto, en realidad, no es que tenga su propia opinión al respecto y que la haga pública, como lo ha hecho en cada conferencia en la que es consultado sobre bitcoin, sino que por un lado dispara a discreción en contra de los criptoactivos y por el otro pone a prueba un proyecto de criptomoneda para sus intereses corporativos, o cualesquiera que sean los motivos, basada en una de las tecnologías que se inspira en Bitcoin.

Es conocido por todos que Dimon defiende los intereses financieros del banco que representa, pero también lo hace a favor de la industria bancaria internacional, que ve amenazados los modelos de negocios que han mantenido durante décadas, trabajando siempre con el dinero de los demás, cobrando altas comisiones y restringiendo el acceso de los usuarios a su dinero.

El anuncio de JP Morgan es un claro síntoma de que la adopción de los criptoactivossigue avanzando, independientemente de las cotizaciones de las criptomonedas o tokens en los mercados. Es decir, el proceso seguirá, les guste o no a los bancos la naturaleza disruptiva y de empoderamiento que este conjunto de tecnologías les brinda a los usuarios.

Blockchain sí, bitcoin no

El coqueteo de JP Morgan y la banca global con todo lo que rodea a las cripto está enfocado mayormente en el funcionamiento de la tecnología de contabilidad distribuida (DLT), conocida globalmente como blockchain, que es uno de los aspectos de Bitcoin, como plataforma descentralizada, y de bitcoin (con b minúscula) como criptoactivo.

Esta aspecto tecnológico es avalado por Dimon y los bancos, que son considerados actores ajenos al ecosistema, ya que es precisamente este tipo de plataforma la que permite ejecutar transacciones entre pares, válidas e inalterables, sin la intermediación de terceras partes de confianza. El detalle es que hablar o respaldar solo la DLT es conceptualmente un error ya que desestima a los mineros, las carteras digitales o las aplicaciones descentralizadas, por ejemplo.

Al ser emitida por un banco, la JPM Coin es de naturaleza centralizada, concebida para clientes corporativos (no los usuarios), privada, permisada y anclada 1:1 al dólar de los Estados Unidos, por lo que para muchos llamarla criptomoneda es un chiste.

Más allá de los resultados de este experimento, el historial de declaraciones de Dimon y la nueva posición del banco con relación a los criptoactivos, queda claro que las instituciones financieras no persiguen un mayor desarrollo de la tecnología, lo que buscan es el máximo rendimiento de su capital, probando ahora plataformas que fueron concebidas para prescindir de ellos.

El asunto es que la posibilidad de manejar una mayor cantidad de capital entre sus clientes, en menos tiempo, genera que algunos ejecutivos bancarios menosprecien el poder de la palabra, contradiciéndose ellos mismos en sus discursos, minimizando lo que hace el resto, pero glorificando los viejos modelos de las finanzas que los han llevado a importantes cargos, tal vez pensando que están mirando el bosque desde el árbol más alto, sin saber que abajo es donde está el crecimiento.

 

 

 

 

 

Fuente: CriptoNoticias