El tormentoso combate por un óptimo pronóstico del clima

“Repugnante”, tal es la opinión profesional de Joel Myers, el CEO de AccuWeather, sobre el clima en el Día de la Madre en la ciudad de Nueva York, mientras la lluvia pela el pavimento sin parar y las temperaturas caen a 4 grados Celsius. Desde la esquina de la 3ª Avenida y la Calle 50, Myers lanza un texto a la sede de la compañía, en State College, Pensilvania, sugiriendo que los presentadores lo usen en el pronóstico del día en Nueva York. “Siempre estoy buscando maneras de hacer que la información que comunicamos sea mejor y más precisa”, comenta.

Atlético y fornido a los 79, con pelo castaño teñido, Myers dirige la compañía de previsión meteorológica privada independiente más antigua de Estados Unidos. La fundó en 1962, mientras estudiaba su maestría en Meteorología en Penn State. Su primer cliente, una firma local de gas, le pagó 150 dólares para pronosticar tres meses de clima invernal, con lo que podría planear la demanda de calefacción en el hogar.

Hoy, las estimaciones conservadoras de los ingresos anuales de AccuWeather superan los 100 millones de dólares (mdd). Entre los clientes, se cuentan cientos de emisoras de televisión y radio en todo el país, además de importantes medios impresos, como The New York TimesThe Wall Street Journal y USA Today. Más de 1,000 empresas utilizan las previsiones meteorológicas privadas de AccuWeather para mejorar sus resultados. En la lista están las obvias (ferrocarriles y parques de diversiones, como Six Flags), y también otras menos evidentes (digamos, el Departamento de Policía del campus de la Universidad de Clemson o Starbucks).

En todas ellas, el negocio podría valer tanto como 900 mdd, y Joel posee más de la mitad, con el resto dividido entre ejecutivos y empleados de la compañía, incluyendo a su hermano menor, Evan, quien sirve como director de Operaciones (COO). El otro hermano de Joel, Barry, que fue el CEO de AccuWeather hasta enero, hace poco vendió su pequeña participación, por 16 mdd, después de que el presidente Trump lo nominara, en 2017, para encabezar la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), con 5,400 mdd de presupuesto en 2019.

Durante décadas, el pronóstico del tiempo con fines privados ha sido una industria acogedora, dominada en Estados Unidos por AccuWeather, la compañía meteorológica (fundada como canal meteorológico en 1982 y comprada por IBM por 2,300 mdd en 2016) y DTN (DataLine), que se centra en las preocupaciones industriales y fue comprada por un holding suizo por 900 mdd el año pasado.

Pero, ahora, una tormenta perfecta de macrotendencias, una potencia de procesamiento cada vez más barata, la computación en la nube, la Inteligencia Artificial y una proliferación de sensores de bajo costo, han abierto el campo a una nueva cosecha de startups (compañías emergentes) ambiciosas. En conjunto, éstas han recaudado cientos de millones de dólares de inversores que piensan que los operadores se ven vulnerables a los nuevos modelos de negocios creativos.

Están luchando por un pastel grande y creciente. Los números actuales son difíciles de obtener, pero un estudio de 2013, de la Escuela de Negocios Wharton estimó que los ingresos globales para las empresas de clima eran de alrededor 3,000 mdd y que, en conjunto, la industria valía unos 6,000 mdd. Un informe de 2017, del Servicio Meteorológico Nacional, incluyó una predicción de que el sector podría quintuplicar su tamaño.

“Cada vez que volteamos a ver, un mercado diferente abre”, dice Glen Denny, jefe de Soluciones Empresariales de Baron Services. La empresa (ya con 29 años de experiencia) con sede en Huntsville, Alabama, que fabrica 1 millón de unidades de radares Doppler, ha estado rehaciendo su negocio de previsión personalizada.

Foto: Climacell.

CLIMACELL

Fundada en: 2015, por el CEO Shimon Elkabetz

Predicciones hiperlocales usando datos de torres de teléfonos celulares y cámaras de calle

Empleados: 100 | Dinero recaudado: 77 mdd

Lo que estamos haciendo es revolucionario. Estamos cambiando el paradigma“.

Las posibles aplicaciones son casi infinitas. Un ejemplo: las carreras de NASCAR, que se detienen en caso de lluvia. En un evento reciente en el Michigan International Speedway, el conductor de Chevy, Austin Dillon, saltó una parada en boxes [los pits] y se colocó en primer lugar, cuando un aguacero cortó la carrera. ¿Su arma secreta? Un pronóstico privado de IBM que le alertó sobre la probabilidad de precipitación. “Tenemos predicciones giro a giro en [tan sólo] un cuarto de milla en la pista”, dice Pat Suhy, gerente del grupo Chevrolet NASCAR Competition, que paga más de 100,000 dólares al año por esta suscripción.

El impacto crece a la par que el tamaño de la preocupación. En Xcel Energy, una empresa asentada en Minneapolis, con 11,500 mdd en ventas anuales y una gran división de Energía Eólica, salvó a sus clientes con más de 60 mdd en costos de combustible durante siete años, usando pronósticos privados de Weather Corp, firma con sede en Boulder, Colorado.

Cada pronosticador privado parte de la información disponible proporcionada por el Servicio Meteorológico Nacional; luego, la mayoría agrega sus propias fuentes de datos, recolectadas con sensores baratos desplegados en todo, desde drones marinos hasta, en el caso de Xcel, sus turbinas eólicas. Esos datos se introducen en algoritmos personalizados y modelos meteorológicos, a menudo respaldados por avances rápidos de la Inteligencia Artificial (IA) y el aprendizaje automático.

“No sólo es más fácil recopilar cantidades masivas de datos con mayor rapidez y ejecutar modelos en esos datos, es fácil difundir los resultados rápidamente”, dice Eric Floehr, de 49 años, fundador y ceo de ForecastWatch en Dublín, Ohio, considerado como el poder de J.D. de predicción meteorológica. “Sólo hay más experimentación”.

Entre las muchas startups relacionadas con el clima, tres destacan por el dinero que han recaudado; por las formas innovadoras en que están recopilando, evaluando y vendiendo datos meteorológicos; y por el alcance de sus ambiciones. La más audaz quizá sea Saildrone, fundada por Richard Jenkins, de 42 años, en Alameda, California, en 2012. Ingeniero mecánico y marinero, de padres australianos, nació en el Reino Unido y constantemente alternó su domicilio entre una casa de campo inglesa cerca del destino náutico de Southampton, y la granja australiana de su abuelo.

Antes de estudiar Ingeniería en el Imperial College de Londres, pasó un año en mar abierto, incluyendo una temporada como miembro de la tripulación en un yate propiedad del magnate italiano Gianni Agnelli. Al cumplir dos años de carrera, Jenkins comenzó a construir un artefacto llamado “yate de tierra”, con una cabina tubular de fibra de carbono y tres ruedas de coche de carreras, cubierto con una vela de poco más de 12 metros. En marzo de 2009, atravesó, raudo, un lago seco en el desierto de Mojave, alcanzando 200 km/h y estableciendo un récord mundial de velocidad eólica.

Esa experiencia incubó la idea de crear una armada de robots oceánicos con un diseño similar a su yate de tierra. Formó Saildrone como un proyecto de investigación que produciría una flota de buques no tripulados de 7 metros de largo y 4.5 de altura, cada uno equipado con hasta 20 sensores meteorológicos y oceanográficos. Al principio, dice, su idea era recolectar datos sobre la acidificación del océano, la temperatura y la salinidad y utilizarlo para el “bien mayor”. Sus primeros clientes fueron agencias gubernamentales, como la NOAA y la NASA.

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Foto: Saildrone.

SAILDRONE

Fundada en: 2012, por el CEO Richard Jenkins

Datos de sensores de robots oceánicos que producen pronósticos únicos

Empleados: 100 | Dinero recaudado: 90 mdd

El océano está gobernando nuestro clima; y tanto el clima como los océanos están cambiando rápidamente. Tenemos que entender esto“.

Para 2017, Jenkins se dio cuenta de que los robots de Saildrone estaban reuniendo un conjunto de datos únicos y poderosos que podían factorizarse en pronósticos meteorológicos superiores. Después de todo, la mayoría del tiempo, los datos se forman sobre los océanos, donde hay pocas estaciones meteorológicas para registrar. Aunque sólo tiene 25 robots desplegados, dice que Saildrone ya está vendiendo pronósticos a equipos deportivos, compañías de seguros y fondos de cobertura.

Más de media docena de inversionistas, incluyendo la fundación dirigida por el ex CEO de Google,  Eric Schmidt, están respaldando a la compañía con 90 mdd en capital de riesgo. PitchBook fija su valor en 260 mdd. El número de empleados está en 100 y crece cada vez más. En enero, la firma lanzó una aplicación relativa al uso del tiempo libre y planeaba cobrar por una versión premium a partir de este junio. La potencia informática barata permite a Saildrone probar rápidamente modelos meteorológicos sólidos. Pero su vasto tesoro de datos de sensores lo convierte en un nuevo rival para AccuWeather y su casta. “Tenemos una fuente de datos única que ellos no tienen”, dice Jenkins.

Otros startups toman datos meteorológicos y van varios pasos más allá de la previsión. Jupiter Intelligence, con dos años de experiencia y sede en San Mateo, California, más otras oficinas en Nueva York y Boulder, Colorado, combina datos meteorológicos con información sobre el entorno y el terreno de un área para crear “evaluaciones del riesgo climático”. Se venden dos servicios: predicciones a corto plazo de una hora a cinco días, y proyecciones de largo alcance que miran hasta 50 años en el futuro.

Jupiter espera que las grandes ciudades que suelen prevenirse contra huracanes, inundaciones e incendios, como Houston y Los Ángeles, eventualmente se conviertan en clientes; pero, las empresas de corto plazo afectadas por el clima severo, parecen ser ventas seguras. A cualquier empresa que tenga un almacén en una zona baja le importa saber cuántos metros cuadrados podría perder por el aumento del nivel del mar y cuándo podría suceder dicha pérdida.

La aseguradora de la compañía también quiere saberlo. QBE, una gran firma de seguros australiana ya es cliente de Jupiter, al igual que Nephila, una empresa de inversión enfocada en seguros. Ambos son también inversionistas que han contribuido con los 33 mdd que la firma tiene como respaldo.

“IBM y AccuWeather predicen el clima”, dice el fundador y CEO de Jupiter, Rich Sorkin, de 57 años. “Nosotros predecimos el impacto de ese clima”. Jupiter cobra de 200,000 a 500,000 dólares por ejecutar un piloto a nuevos clientes. Las suscripciones anuales cuestan 1 mdd y más. Los ingresos a la fecha están en millones de un dígito, dice Sorkin, pero proyecta que se multipliquen 10 veces en 2019.

Graduado de Yale y con una maestría en Administración de Empresas de Stanford, Sorkin comenzó su carrera como consultor de gestión y dirigió la primera incursión de Elon Musk, Zip2, que desarrolló guías de la ciudad en línea, antes de venderla a Compaq por 300 mdd en 1999. En 2008, hizo su primer intento empresarial con una startup para vender pronósticos meteorológicos a las empresas. Su idea era tomar modelos meteorológicos disponibles públicamente, expandirlos con potencia computacional y vender previsiones de 30 días a los comerciantes de productos básicos energéticos. Pero estas predicciones no eran mejores que las de la competencia. Recaudó sólo 1 mdd para la compañía, llamada Zeus Analytics, y salió del negocio en 2011.

Foto: Jupiter Intelligence.

JUPITER INTELLIGENCE

Fundada en: 2017, por el CEO Rich Sorkin

Combina los datos del clima y el suelo para crear perfiles de riesgo geográficos específicos

Empleados: 50 | Dinero recaudado: 33 mdd

Entender el riesgo climático es uno de los desafíos más importantes para el planeta“.

Jupiter luce más prometedor. El equipo de 50 personas incluye talento del Centro Nacional de Investigación Atmosférica del gobierno federal y de la NOAA. Como Zeus, Jupiter usa datos meteorológicos del gobierno, pero Sorkin dice que la IA y la información detallada recogida a ras de suelo están produciendo proyecciones de riesgo que los clientes están dispuestos a pagar. Sin computación en la nube, dice, Jupiter no existiría.

Otro aspirante con enormes ambiciones es ClimaCell, cofundado en 2015 por Shimon Elkabetz, de 32 años, un expiloto de la fuerza aérea israelí, mientras estaba completando su maestría en Harvard. Cuando estaba en el ejército, casi perdió el control de su avión después de que un pronóstico no le advirtió que estaba a punto de volar hacia un grueso banco de nubes. En ese momento, pensó para sí: “Alguien tiene que inventar una nueva herramienta”.

Junto con dos cofundadores, desarrolló lo que, dice, son un “minuto a minuto”, pronósticos hiperlocales que, afirma, son 60% más precisos que los de la competencia. El borde de ClimaCell, según Elkabetz: además de los datos meteorológicos del gobierno que utilizan todos los pronosticadores privados, extrae los insumos meteorológicos de nuevas fuentes, como señales de teléfonos celulares y cámaras de la calle. “Lo llamamos ‘el clima de las cosas’”, comenta. “Lo transformamos todo en un sensor meteorológico”.

La compañía ha recaudado 77 mdd en capital de riesgo y está valuada en unos 217 mdd, según reportes. En el último año, Elkabetz ha abierto oficinas en Tel Aviv (Israel) y Boulder, Colorado (EU), para complementar su cuartel general de Boston. Él está tomando el objetivo muerto en muchas de las industrias a las que AccuWeather da servicio. “Vamos a ser más grandes que AccuWeather”, dice. “Queremos convertirnos en la compañía de tecnología meteorológica más grande del mundo”.

Ahora, ClimaCell está haciendo pronósticos de operación en tierra para las aerolíneas incluyendo a JetBlue, que también es un inversor, y pronósticos del día del juego para los Patriotas de Nueva Inglaterra, de futbol americano. Via, una firma de transporte compartido usa sus pronósticos en cinco urbes, como Londres y Ámsterdam.

Un domingo, a mediados de mayo, Via recibió una alerta de ClimaCell sobre fuertes lluvias en Nueva York que durarían desde la madrugada hasta el mediodía, con una intensidad variable en diferentes partes de la ciudad. Sabiendo que la demanda sería un pico, Via se aseguró de que tenía suficientes conductores en los lugares más húmedos. “El uso de la plataforma de ClimaCell tiene un valor monetario significativo”, dice Ari Luks, director de Economía del Mercado Global de Via.

¿Puede ClimaCell ser el mejor de los operadores? Marshall Shepherd, director del Programa de Ciencias Atmosféricas, de la Universidad de Georgia y expresidente de la Sociedad Meteorológica-ca Estadounidense, dice que aún no ha visto estadísticas sólidas que demuestren las afirmaciones de la compañía, pero agregar muchas nuevas entradas de datos podría ayudar a producir pronósticos más precisos. “Estoy optimista respecto a lo que están haciendo”, dice.

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Foto: Accuweather.

ACCUWEATHER

Fundada en: 1962, por el CEO Joel Myers

Pronósticos privados para consumidores, medios y empresas

Empleados: 500 | Dinero recaudado: Autofinanciado

Lo más importante en un pronóstico meteorológico es la precisión. Nuestro nos respalda y las estadísticas nos apoyan“.

Otros son más escépticos. “ClimaCell hace muchas afirmaciones, pero nunca he visto pruebas de nada”, dice Clifford Mass, profesor de Ciencias Atmosféricas, de la Universidad de Washington. “Las cámaras de la calle no van a mejorar la previsión meteorológica”.

Elkabetz asegura que a los clientes potenciales se les da una prueba a partir de sus requerimientos.

Floehr, de ForecastWatch, es casi experto por su amplia visión del negocio de previsión privada. Dice que el jurado está en Saildrone, ClimaCell y Jupiter Intelligence. ¿Qué pasa con la afirmación de ClimaCell, de que sus pronósticos son 60% más precisos que los de la competencia? “Afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria”, dice.

Las críticas hacía AccuWeather se han estado calentando desde que Donald Trump nominó a Barry Myers para ser la cabeza de NOAA. Informes generalizados alegan que la compañía participó en un esfuerzo de varios años para empujar al gobierno a proporcionar pronósticos meteorológicos sin restricción. A pesar de que corrió mucha tinta, Joel Myers, con enojo, lo niega: “Eso es un montón de tonterías”, menciona. “Nadie trataba de restringir el papel del Servicio Meteorológico Nacional”.

También niega rotundamente que el acoso tuviera lugar en AccuWeather, a pesar del hecho de que la compañía pagó 290,000 dólares en 2018 para liquidar un departamento de investigación laboral que encontró “acoso sexual generalizado en AccuWeather”. Categórico, dice: “Negamos todo eso”.

“No había pruebas de acoso”, dice Barry, que tenía el primer trabajo en ese momento.

Menos fácil de descartar es el paquete de competidores hambrientos que buscan comerle el almuerzo a AccuWeather, aunque Joel intenta “ocultarlos bajo la alfombra”. Explica: “No voy a sentarme aquí a hablar de competidores”. En una entrevista posterior es más específico: “Todo se acelera. Cualquier líder de negocios que diga que sabe cómo será el mundo en 20 años… lo está inventando”.

Dónde estará AccuWeather en 2039, cuando Joel tenga 99 años, es la pregunta que se hacen muchos. La compañía no discutirá los detalles de sus planes de sucesión, y ninguno de los siete hijos de Joel está involucrado con el día a día del negocio. La familia Myers es sorprendentemente optimista en lo tocante al futuro.

“Los 80 son los nuevos 60”, dice Barry. “Joel es un tipo enérgico. Está trabajando 24/7, y le encanta lo que hace”. Joel comenta: “He visto surgir muchas empresas nuevas; algunas de ellas encontrarán un nicho y algunas de ellas fracasarán”.

FUENTE: forbes