Encuentran embrión de dinosaurio en perfecto estado de conservación

El descubrimiento es extraordinario debido a las similitudes que existen entre los dinosaurios y las aves de la actualidad.

En un descubrimiento que ha maravillado a la ciencia, un grupo de investigadores encontró un embrión dentro de un huevo de dinosaurio fosilizado en perfecto estado de conservación. De acuerdo a los primeros reportes, el embrión tendría una antigüedad de entre 66 y 72 millones de años y podría ser fundamental para entender el comportamiento de las aves modernas en comparación con los dinosaurios. 

Un bebé dinosaurio

El embrión, apodado «Bebé Yingliang», fue descubierto en Ganzhou, en el sur de China, y pertenece a un dinosaurio terópodo desdentado u ovirraptorosaurio. El fósil sugiere que estos dinosaurios desarrollaban posturas similares a las de las aves cerca de la eclosión, es decir, justo cuando estaban listos para salir del huevo. Por ello, la foto del embrión le ha dado la vuelta al mundo y es un fenómeno de redes sociales. 

Los científicos descubrieron que la postura de Bebé Yingliang, uno de los embriones de dinosaurio más completos jamás encontrados, es única; lo anterior, debido a que su cabeza se encuentra debajo del cuerpo, con los pies a ambos lados y la espalda enroscada a lo largo del extremo romo del huevo. Esta postura, hasta ahora desconocida en los dinosaurios, es muy similar a la de los embriones de aves modernas, señaló en un comunicado la Universidad de Birmingham en el Reino Unido.

Un descubrimiento extraordinario

En las aves, estas posturas están relacionadas con un comportamiento controlado por el sistema nervioso central y fundamental para el éxito de la eclosión. Tras estudiar el huevo y el embrión, los investigadores creen que este comportamiento previo a la eclosión, que hasta ahora se consideraba exclusivo de las aves, puede haberse originado entre los terópodos no avianos. ¿Qué significa esto? Las aves actuales tendrían comportamientos similares al de los dinosaurios al momento de salir del huevo. ¡Un hallazgo impresionante!

Dirigido por expertos de la Universidad de Birmingham y de la Universidad China de Geociencias (Pekín), el equipo, también conformado por científicos de Canadá, publicó los detalles en la revista iScience. El embrión está articulado sin grandes alteraciones por la fosilización con una longitud estimada de 27 centímetros desde la cabeza a la cola. La criatura se encuentra dentro de un huevo de 17 centímetros. Según relata la revista, el ejemplar fue adquirido en el año 2000 por Liang Liu, director de una empresa llamada Yingliang Group, que sospechaba que podía contener fósiles de huevos.

El huevo acabó almacenado y olvidado hasta unos diez años después, cuando, durante la construcción del Museo de Historia Natural de Piedra de Yingliang, el personal clasificó las cajas y desenterró los fósiles. Ahora, ése es el hogar del embrión. «Estamos muy entusiasmados con el descubrimiento de Bebé Yingliang, ya que se ha conservado en un gran estado y nos ayuda a responder a muchas preguntas sobre el crecimiento y la reproducción de los dinosaurios. Es interesante ver que este embrión de dinosaurio y un embrión de pollo posan de forma similar dentro del huevo, lo que posiblemente indica comportamientos similares antes de la eclosión», subraya Fion Waisum Ma.

El Bebé Yingliang fue identificado como un ovirraptorosaurio basándose en su cráneo profundo y sin dientes; estos son un grupo de dinosaurios terópodos emplumados, estrechamente relacionados con las aves actuales, conocidos en el Cretácico de Asia y América del Norte. Se sabe que las aves desarrollan una serie de posturas de repliegue, en las que doblan el cuerpo y meten la cabeza bajo el ala poco antes de salir del huevo. Los embriones que no alcanzan esas posturas tienen más posibilidades de morir por no haber nacido.

Al comparar al Bebé Yingliang con los embriones de otros terópodos, dinosaurios saurópodos de cuello largo y aves, el equipo propuso que el comportamiento de repliegue, que se consideraba exclusivo de las aves, evolucionó por primera vez en los dinosaurios terópodos hace cientos de millones de años. Los descubrimientos adicionales de fósiles de embriones serían muy valiosos para seguir probando esta hipótesis.

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