Este año se celebrarán elecciones a gobernador en seis estados: Tamaulipas, Hidalgo, Oaxaca, Durango, Aguascalientes y Quintana Roo.
En algunos de ellos, Morena ya nombró a sus candidatos. En coalición, el partido del Presidente López Obrador controla 17 de 32 entidades federativas, sin contar con la jefatura de la Ciudad de México.
En varios de estos seis estados, es notoria la mediocridad de los perfiles.
En Oaxaca, por ejemplo, quedó Salomón Jara Cruz, con alcances personales evidentemente limitados.
¿Por qué ante la actual desconfianza en los políticos, los buenos se alejen o son desplazados y los mediocres se queden? ¿Por qué se agudiza este fenómeno con el método de encuesta que organiza Mario Delgado?
Daré una explicación científica a este fenómeno, porque la explicación supuestamente «formal» ya la dio Mario Delgado: «el método de encuesta está blindado (¿por quién?) y ofrece garantías (¿cuáles?), de que los resultados (¿por qué no los muestran?) serán transparentes (sic).
Tengan paciencia y sigan leyendo.
George Akerlof, premio Nobel de Economía y padre de la “información asimétrica”, explica por qué los malos políticos se quedan y los buenos se van.
En un estudio titulado “El mercado de vehículos viejos: incertidumbre en las calidades y el mecanismo de mercado”, que se publicó en Quartely Journal of Economics, Akerlof lo explica muy bien y pone como ejemplo el mercado de carros usados.
El vendedor conoce las condiciones reales en las que se encuentra el vehículo, porque nadie dispone mejor de tanta información como el propietario.
En cambio, el comprador no descubre la calidad del carro hasta que lo compra.
Por eso, los consumidores de carros usados de buena y mala calidad formarán un precio medio entre ambos tipos de coche y es el que se fijará en el mercado.
En la medida en que se venden más carros de baja calidad, los compradores potenciales aumentan su convencimiento de que todos los carros usados, sin excepción, son malos.
Por lo tanto, no estarán dispuestos a pagar un precio elevado por ninguno de ellos.
Este proceso de caída de demanda continuará hasta que los carros defectuosos expulsen del mercado a los carros usados de mayor calidad y sólo los peores coches permanecerán en él.
El político que se somete a una elecciones, debería exponer en sus ideas y propuestas, pero ahora, con el controvertido método de encuestas que organiza Morena, sólo se le pide popularidad: “imagen y confianza”.
Los consumidores de buenos y malos políticos en la 4T se forman una impresión estándar: todos los políticos terminan siendo lo mismo, convencidos de que ambos, buenos y malos, tienen la misma baja calidad.
Hay entonces una especie de resignación colectiva.
Este proceso continúa hasta que los políticos mediocres expulsan del mercado electoral a los políticos de mayor calidad, que sí demostrarían sus cualidades excepcionales si no tuvieran que ofertarse bajo el mismo empaque estándar de “popularidad” de los malos políticos.
Conclusión, prefieren no entrar a la contienda y dedicarse a otra cosa.
Se lo digo a Mario Delgado, para que lo entienda el Presidente.