Estas fotografías de John Moore dan un vistazo a la situación migratoria que se vive todos los días en la frontera norte de México y Estados Unidos.
La historia de miles de indocumentados que día con día intentan cruzar la frontera entre México y Estados Unidos no es nada nueva. La cuestión migratoria ha sido un problema y una situación en la agenda política de los dos países por décadas.
La búsqueda del «sueño americano» —y por lo tanto la inmigración— es una cuestión que afecta a miles de personas, tanto a los migrantes, como a las comunidades por las que estos transitan. Como lo es la actual crisis humanitaria de Tijuana en la que cientos de inmigrantes haitianos se vieron varados desde los cambios en las políticas migratorias estadounidenses, o bien, lo que pasa al sur de nuestro país, donde los migrantes sudamericanos esperan todos los días el paso de “La Bestia” —un tren de carga— para intentar subirse y cruzar nuestro país, y que en el transcurso del viaje o en su entrada al país son sujetos a robos, extorsiones e incluso a la privación de su libertad y al trabajo forzado.
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Las penurias que estas personas —nacionales y extranjeros— atraviesan no se terminan una vez alcanzan la frontera norte de nuestro país; es precisamente del otro lado donde en muchas ocasiones vuelven a enfrentarse a los malos tratos, la falta de agua y comida, a la caza de grupos nacionalistas y policiacos, la detención y en la mayoría de los casos, la deportación.
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Aunque la deportación por un tiempo disminuyó —el 2017 tuvo un récord en el decremento de deportaciones, Animal Político reporta que hubo 11 mil 871 repatriaciones de mexicanos—, en este año han incrementado:
«Solo en marzo de este año se registraron 21 mil 747 casos de mexicanos deportados. Para encontrar una cifra similar hay que remontarse casi dos años atrás, a abril de 2016, aún con Obama al frente de la administración».
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Resulta difícil pensar que pasaría algo distinto a esto con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, quien desde su campaña política prometió levantar un muro en la frontera y sacar a los inmigrantes de su país, en una supuesta estrategia de seguridad nacional. Misma que se está ejerciendo al grado que hay casos de mexicanos con una vida establecida —trabajo, familia, amigos, etcétera— en territorio estadounidense que habían apoyado y votado por el presidente electo, tan sólo para encontrarse de vuelta en un país que ahora les resulta ajeno.
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Casos como ese los hay muchos, también sucedió con los dreamers del programa de inmigración conocido como DACA —por sus siglas en inglés y que significa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia—, que permitía la estancia y amparaba de la deportación a todos aquellos que habían llegado como niños al país; lo cual provocó que de pronto jóvenes que sólo conocían la vida en Estados Unidos y habían crecido permeados de su cultura se vieran de nuevo en sus países de origen sin conocer a nadie y sin contacto alguno con la cultura de sus padres.
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Mientras cuestiones como el DACA son motivo de pugnas políticas en Washington, la realidad es que en la frontera con México, todos los migrantes que buscan mejor vida o mejores oportunidades siguen enfrentándose a los perfiles raciales, la discriminación, la persecución y el trato inhumano. Mismas problemáticas que puedes ver en estas fotografías de John Moore, quien se ha dedicado a fotografiar los distintos aspectos de la migración ilegal en la frontera, desde la perspectiva del migrante, como de los agentes y voluntarios que protegen la frontera estadounidense.
FUENTE: culturacolectiva.com