Helicóptero en que fallecieron Martha Érika Alonso y Moreno Valle no albergaba una caja negra de grabación de recorrido: SCT

El titular de la Secretaría de Comunicación y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú y el subsecretario, Carlos Morán Moguel informaron que si bien no hay conclusiones sobre el desplome del helicóptero en el que viajaban la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, su esposo, el senador Rafael Moreno Valle; dos pilotos y un colaborador del senador, la forma en la que cayó la aeronave fue inusual.

En conferencia de prensa los funcionarios indicaron que derivado de las investigaciones hasta ahora se sabe que la aeronave cayó de manera invertida en un ángulo de 60 grados.

“Sí es inusual, no es lo normal, es una de las cosas que llama la atención que haya una caída prácticamente casi vertical, digamos a 60 grados y además invertida, no es normal. Algo generó el giro del helicóptero y eso pueden haber sido muchas otras causas que ahorita no tenemos manera de validar o decirles cuáles pudieron haber sido”, indicó Morán Moguel.

En conferencia de prensa, los funcionarios dieron cuenta de los avances en las investigaciones del accidente del 24 de diciembre del año pasado en el cual murieron la pareja de poblanos, los pilotos y el acompañante.

En la reunión con medios los secretarios indicaron que hasta ahora se ha terminado la investigación de campo en la cual participaron peritos de los gobiernos de Canadá, Italia, Estados Unidos, así como de la empresa constructora del helicóptero.

En este sentido, el titular de la SCT informó que se sabe hasta ahora que la aeronave perdió comunicación con la torre de control del aeropuerto de Puebla.

“Cuando el helicóptero despega establece contacto con la torre de control del aeropuerto de Puebla, entonces dice voy a volar y en la torre de control le dicen: dirígete a este sitio y cuando llegues a este sitio comunícate con nosotros para decir cuál es la condición de vuelo, a qué altura vas.

“Cuando llega ese momento en donde el helicóptero se supone iba llegar a esa posición no hay comunicación. De la torre de control se tratan de comunicar con el helicóptero, hay una comunicación fallida, lo vuelven a repetir y lo repiten nueve veces y esto fue alrededor de 10 minutos después del inicio del vuelo”, puntualizó Jiménez Espriú.

El secretario de Estado añadió que el modelo del helicóptero no cuenta con una caja negra que grabe el recorrido y la comunicación de la nave por lo cual se necesitan las pruebas de laboratorio para que se conozca qué pudo haber pasado para que se interrumpiera la comunicación.

“No hubo comunicación, no hubo ninguna señal de alarma, simplemente después de 10 minutos ya no se pudieron comunicar con ellos”, dijo Jiménez Espriú.

Por su parte, el subsecretario Morán Moguel enfatizó que no se pueden hacer aún conjeturas sobre los hechos ocurridos.

“Yo no quisiera especular sobre cuál fue el origen de una maniobra de esa naturaleza, puede haber muchas razones. Lo estuvimos platicando nosotros con los técnicos, ellos están igual que nosotros, en realidad no lo sabemos vamos a analizar los componentes para ver qué pudo haber ocurrido con controles de mando, con el oscilador, no se sabe qué pudo haber ocurrido.

“Hasta que no se tenga el análisis de laboratorio en donde ahí sí se hacen pruebas explosivas, no sólo se ve cristalograficamente cómo se encuentra cada uno de los componentes, que pudieron ser sujetos de fatiga o esfuerzos abruptos, no lo sabemos, eso lo van ellos a tratar de dilucidar, todo puede haber ocurrido, alguna falla de otro tipo, no queremos especular, la verdad sería irresponsable especular si es responsabilidad de alguien”, dijo Moguel.

Jiménez Espriú apuntó que tampoco se sabe cuánto tiempo duren las investigaciones y las pruebas de laboratorio realizadas en Canadá e Italia, no obstante dijo que se solicitó un estatus especial de entrega para que sea lo antes posible: “pueden ser semanas o pueden ser meses”.

El titular de la SCT afirmó que a las delegaciones extranjeras que participan en las investigaciones no se les paga para evitar que haya interferencia o suspicacia sobre los resultados de las indagatorias.

Fuente: El Economista