Identifican cinco tipos de insomnio

Es la una de la madrugada según el despertador de tu mesilla. Apagaste la televisión hace ya un rato y a tu alrededor reina el silencio más absoluto. Has usado todos los trucos que conoces: desde beber un vaso de leche caliente a contar ovejas o quitarte el pijama, pero nada funciona. Eres incapaz de dormir, de sumergirte en ese sueño profundo y reparador que te permita levantarte al día siguiente con fuerzas renovadas. Y, a medida que pasan los minutos y no logras dormirte, más te desvelas. ¿Te sientes identificado?

Entre el 10% y el 15% de la población sufre insomnio crónico en el mundo, el trastorno de sueño más frecuente. Así, en España lo padecen más de 4 millones de adultos, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), una cifra a la que hay que añadir aquellos que tienen insomnio transitorio, que representan entre el 25% y el 35% de la población adulta.

El insomnio, según recuerda la SEN, afecta a nuestro rendimiento diario y produce además déficits cognitivos y de memoria, así como problemas de ansiedad y depresión, diabetes, obesidad e hipertensión, entre otros.

Una de las principales dificultades que nos plantea este exasperante trastorno es que sigue siendo un enigma: los descubrimientos que se han hecho hasta ahora respecto a los mecanismos cerebrales subyacentes han resultado inconsistentes, de manera que el tratamiento que para ciertas personas resulta efectivo a otros, por el contrario, no les proporciona el más mínimo alivio.

Ahora, investigadores del Instituto de Neurociencia de Holanda han revelado, en un artículo publicado en The Lancet Psychiatry, que existen cinco tipos de insomnio, una clasificación que puede facilitar la identificación de las causas que lo provocan, así como el desarrollo de tratamientos personalizados –por ejemplo, ¿en un caso concreto son mejores las pastillas para dormir o es preferible la terapia cognitivo conductual?– y la selección de pacientes con mayor riesgo de sufrir depresión para prevenirla.

Los cinco tipos de insomnio

El tipo 1 se caracteriza por que la persona sufre angustia generalizada, obtiene una puntuación alta en rasgos como el neuroticismo y está asociado con el riesgo de sufrir depresión; los tipos 2 y 3 sienten menos angustia y se distinguen entre ellos según su capacidad de experimentar placer y de responder a las recompensas vinculadas a la posibilidad de dormir mejor –más alta en el caso 2 que en el 3–; mientras que los tipos 4 y 5 experimentan un grado aún más leve de angustia asociado al trastorno y difieren entre ellos según si su insomnio responde a los acontecimientos estresantes que les suceden en su día a día y es puntual –el caso del 5– o si es un insomnio de larga duración y está posiblemente vinculado a haber sufrido traumas infantiles –tipo 4–.

La doctora Tessa Blanken y sus colegas del Instituto de Neurociencia de Holanda llegaron a estas conclusiones tras recopilar, entre 2010 y finales de 2016, los datos de 4.322 voluntarios que accedieron a la plataforma de internet slaapregister.nl para rellenar un cuestionario sobre rasgos de personalidad que se sabe que están enraizados en la estructura y función del cerebro. Los subtipos de insomnio se pueden descubrir al observar los perfiles de los rasgos. Un 51% de los participantes sufrían insomnio, y el 49% restante sirvieron como grupo de control.

Blanken y sus compañeros han dado a conocer por qué hasta ahora ha resultado tan complicado hallar mecanismos cerebrales consistentes y tratamientos para este problema relacionado con el sueño. “Si bien siempre hemos considerado que el insomnio es un trastorno, en realidad representa cinco trastornos diferentes. Y los mecanismos cerebrales subyacentes pueden ser muy distintos. Podríamos compararlo con la progresión que logramos en el caso de la demencia una vez que nos dimos cuenta de que hay diferentes tipos, como el Alzheimer, la demencia vascular y la demencia frontotemporal”, destaca Blanken.

 

 

 

 

Fuente: Muy Interesante