¿La “Bajada de enero”?

Tradicionalmente, enero es un mes difícil para las familias: la resaca de las fiestas decembrinas se materializa en deudas y cuentas por pagar. A las empresas no les va mejor. Existe una natural caída en el consumo y, por lo tanto, en las ventas. Asimismo, el pago de aguinaldos, las previsiones de pago de impuestos y el reparto de utilidades restringen los flujos en caja.

En general, es un mes caracterizado por una desaceleración cíclica de la economía y presiones inflacionarias por los consumos navideños, provocando desánimo y malestar social que se traducen en la consabida “Cuesta de enero”.

Sin embargo, este año empezó diferente. A pesar de la volatilidad de los mercados financieros al cierre de 2018, el incremento en el costo del crédito, los desequilibrios internos propios de un cambio de régimen y los recortes frecuentes que se han hecho sobre las proyecciones de crecimiento de nuestra economía para 2019 y 2020, las percepciones y los datos duros muestran una situación inusualmente favorable:

Comparada con el año anterior, la percepción social sobre el estado actual de la economía subió 43 por ciento, mientras las expectativas positivas sobre la situación económica para 2019 crecieron más de 72% con respecto del año pasado.

El Índice de Confianza del Consumidor publicado por el INEGI fue mayor en 5 por ciento con relación a diciembre. Y si lo comparamos con enero del año pasado, el incremento es de casi 33 por ciento, ¡el más grande desde la existencia del Índice y su nivel más alto en el presente siglo!

Esta confianza se ha reflejado en otros indicadores. Por ejemplo, el reporte de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automóviles de unidades nuevas vendidas  tiene, por primera vez, una variación positiva en los últimos 19 meses. La cifra es aún inferior a otros ejercicios, pero al menos ya se revirtió la tendencia.

El dato sobre la inflación  sorprendió también a propios y extraños, pues la expectativa era muy superior al incremento de 0.09% publicado por el INEGI, mientras el Índice Nacional de Precios al Consumidor fue menor al de 2018 y 2017, consolidando una tendencia a la baja.

Al parecer, la “cuesta” ahora se convirtió en “bajada”. Son buenas noticias, ya que comenzamos el año con el pie derecho. Y claro, podemos seguir por esa ruta; sólo hacen falta el optimismo y el trabajo tesonero de todos los mexicanos.