La clínica de reproducción asistida ‘low cost’ que está en México

Los orígenes de la reproducción asistida datan de 1978, cuando, en Reino Unido, nació la primera “bebé de probeta” del mundo: Louise Brown, por fecundación in vitro (técnica en la que el encuentro de óvulo y espermatozoide ocurre fuera del cuerpo de la madre).

A partir de entonces, se abrió una puerta a la evolución de las tecnologías y prácticas en esta área que, básicamente, brinda a una pareja o persona la oportunidad de formar una familia.

Según datos de la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva (ASRM, por sus siglas en inglés), entre 15 y 17% de la población sufre de infertilidad. Es decir, una de cada seis parejas, para procrear, va a tener la necesidad de acudir a una clínica de reproducción o recibir el consejo de un especialista en esta área.

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Foto: Clínica de Fertilidad CdelaF.

En México, la problemática de infertilidad ha aumentado de forma relativa, ya que distintos factores influyen en la estadística.

“Ya no es tanto por enfermedades, sino que las mujeres están tratando de retrasar un poco su fertilidad por deseos sociales, económicos y profesionales”, afirma el doctor Alberto Kably, editor de la revista de Ginecología y obstetricia de México y director del Centro Mexicano de la Fertilidad.

Aunado a esto, 33% de los casos se deben a un factor femenino; 21%, a un factor masculino; 40% es de tipo mixto; y 6%, por factores inexplicables, de acuerdo con estimaciones basadas en los reportes de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología.

Es en este contexto, la Clínica de la Fertilidad (CdelaF) vio la oportunidad de generar un negocio, a partir de apoyar a personas con el deseo de ser padres, pero bajo un modelo diferenciador, en comparación con instituciones de salud similares de México u otros países.

Sus socios fundadores, los doctores Enrique Cervantes Bravo, médico ginecobstetra, y Jorge Rodríguez-Purata, ginecólogo y especialista en reproducción asistida, se conocieron durante un entrenamiento en medicina reproductiva y endocrinología ginecológica, en el hospital Mount Sinai, en Nueva York.

“Nos dimos cuenta, en nuestra estancia en Estados Unidos, que había una gran cantidad de parejas mexicanas que veían la necesidad de ir a tratar sus problemas de fertilidad al extranjero. Ya fuera por recursos económicos o por problemas médicos serios, existía cierta desconfianza respecto de la atención brindada en el país”, dice Rodriguez-Purata.

Para completar el equipo, llegó, desde España, la embrióloga María José Gómez, cofundadora de la clínica, quien se formó en la Universidad Autónoma de Barcelona, tiene un máster en Bioética y trabajó por 20 años en el Centro de Dexeus (prestigiosa clínica de fertilidad catalana en la que nació el primer bebé in vitro de España), lugar donde conoció al doctor Rodríguez-Purata. El resto es historia.

“Tenemos la fortuna de que nos juntamos tres personas capacitadas en el extranjero, que aprendimos a utilizar la tecnología allá y decidimos regresar a México a traer ese conocimiento para que las pacientes y parejas mexicanas lo tengan”, asegura Cervantes Bravo.

“CdelaF es un proyecto con pies y cabeza, que pretende convertir a México en un importador de turismo médico”, dice el doctor Cervantes Bravo.

Una idea con pies y cabeza, pero que conllevó muchos retos para el equipo de CdelaF a la hora de su implementación. Lo difícil es la competencia y el posicionamiento de mercado. Cómo destacar entre más de 70 clínicas autorizadas que ofrecen tratamientos de reproducción asistida en el país, según cifras de la Secretaría de Salud.

En ese sentido, CdelaF marca un hito en los métodos de reproducción asistida en México. La clínica basa su razón de ser en tres pilares: ofrecer un tratamiento único y personalizado, tecnología de punta y experiencia.

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Enrique Cervantes y Jorge Rodríguez, fundadores de CdelaF. Foto: Raúl Martínez/Forbes México.

Importa mucho la relación costo-beneficio. Realizar, por ejemplo, un procedimiento de fecundación in vitro en Estados Unidos puede ascender a más de 5,000 dólares, mientras que, en México, alcanzaría los 1,500 dólares aproximadamente.

Métodos como la vitrificación de ovocitos (congelación de óvulos a temprana edad reproductiva para preservar la fertilidad) o la microinyección espermática, estarán disponibles en este centro.
El programa de criopreservación de la fertilidad ayudará a mantener los óvulos en condiciones óptimas y que sea la mujer quien decida cuándo tener acceso a la experiencia de la maternidad.

“No hay por qué tener más preocupación. Estamos combatiendo el reloj biológico”, dice Gómez.

“No siempre el proceso más complejo dará los mejores resultados”, dice la embrióloga Gómez.

Por evidencia médica, las mujeres tienen el doble de posibilidades de embarazarse en una etapa temprana de su vida, reproductivamente hablando; es decir, por debajo de los 35 años, se entiende que sus óvulos son mejores.

El centro contará con instalaciones de primera y con los estándares más altos a nivel internacional. Éste será el primer laboratorio que utilice una Unidad de Tratamiento de Aire (UTA), que permite limpiar por completo el aire que entra al laboratorio a través de 17 filtros diferentes.

Asimismo, las paredes del recinto están conformadas por paneles prefabricados que se utilizan en las salas de la industria farmacéutica, 100% asépticas.

De esta manera, la clínica cumple con las indicaciones de un manual de construcción de laboratorios publicado en 2018, con el fin de garantizar el bienestar de los embriones y los pacientes.

El valor agregado de las instalaciones de CdelaF es que su laboratorio contará con la más completa infraestructura para analizar embriones humanos y tener el resultado aquí mismo, en México, sin necesidad de enviar al paciente a realizarse estudios a otros países.

“Seamos sinceros: Los pacientes acuden primero a centros más económicos, porque les conviene más a sus finanzas; pero, al no ver resultados, es cuando acuden a clínicas más potentes, y, por ende, con servicios más caros, pero de mayor efectividad”, comenta Cervantes Bravo.

En temas de fertilidad, el dinero es un tema importante, pero la parte emocional es la que gana la batalla en la mayoría de los casos. Desde la presión familiar y social, hasta las implicaciones que conlleva en una pareja la frustración de no poderse embarazar, todo ello hace que la ilusión de tener un bebé en casa sea cada vez mayor.

“El pasar tiempo identificando cuáles son esos desencadenantes emocionales te permite ofrecer soluciones a tiempo para que la pareja se sienta mejor.

Que sea lo menos difícil posible, con un resultado adecuado para cada caso”, afirma Rodríguez-Purata.

“Normalmente, son los médicos quienes hablan con las pacientes; pero, si en algún momento, una de ellas o una pareja tiene dudas a nivel embriológico, me pongo a su entera disposición”, dice Gómez.
CdelaF se ubica en un lugar muy accesible, ya que está abriendo sus puertas en el Hospital ABC de Santa Fe, en un edificio que comparte las instalaciones del nosocomio.

Los doctores aclaran que son una empresa independiente, pero agregan que, el hecho de estar en paralelo con una institución de tal renombre, los obliga a cumplir con ciertos lineamientos.

“Pretendemos generar una colaboración [bajo la fórmula] ganar-ganar. Nosotros ofrecemos servicios de reproducción asistida, pero, si alguna de nuestras pacientes requiere de una cirugía, o un hombre necesita un urólogo, tenemos a los mejores especialistas cruzando la calle”, dice Cervantes Bravo.

CdelaF abrió sus puertas al público en diciembre y el equipo busca convertirse en un centro de referencia de la reproducción asistida, demostrando que no hay razón para que la gente salga de México a fin de resolver un problema de infertilidad.

Su misión es derribar el mito de que la atención es mejor en Estados Unidos, así como generar confianza en el mercado local haciendo hincapié en sus estándares de calidad y en certificaciones internacionales.

La clínica de la fertilidad respalda sus métodos y tratamientos con indicadores y evidencia médica certificada por la ASRM y la ESHRE (European Society of Human Reproduction and Embryology), que cuentan con una tasa de fecundación in vitro y por inyección intracitoplasmática de espermatozoides mayor al 75%, y con una tasa de más del 85% de supervivencia de los ovocitos descongelados.

“¿Por qué una sociedad tan fuerte como México tiene que irse a atender hasta allá?”, pregunta Rodríguez-Purata.

Éste es un proyecto muy grande y, por lo mismo, necesita inversión. “Como ginecólogos, no hubiéramos podido traer solos todo lo que se requiere para adecuar la clínica. Hubo necesidad de contar con inversionistas”, explica Rodríguez-Purata.

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CdelaF, además de ofrecer un trato humano, tecnología y experiencia médica, se fundó a partir de una inversión basada en levantamiento de deuda, como cualquier otra empresa.

“No hay necesidad de seguir experimentando el turismo médico. Al contrario, queremos que México se convierta en un importador de esta rama turística”, dice Cervantes Bravo.

El doctor Rodríguez-Purata recalca que CdelaF ofrece lo mejor de los dos mundos: la tecnología que se puede encontrar en Estados Unidos y Europa, y la calidad humana que sólo los mexicanos saben ofrecer.

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