La guerra fifí contra la abuela de Carlos Urzúa

 

La guerra fifí, desatada para manchar la reputación de AMLO, sepulta buenas propuestas del gobierno federal. Al menos, oculta la discusión de políticas públicas que pueden funcionar muy bien. Una de ellas, es el nuevo método de distribución de los dos mil millones de pesos asignados al programa de estancias infantiles. El debate de los guerrilleros fifís se limitó a burlase del Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, sacando de contexto un comentario suyo sobre las abuelas. Es una acusación mendaz, casi injuriosa, valiéndose de que Urzúa no ha aprendido que las ruedas de prensa no son para explayarse, sino para dar frases telegráficas y directas.

El plan de AMLO, o de Urzúa, es dejar de subsidiar estancias infantiles, para subsidiar directamente a los padres de familia y a sus hijos. Los padres podrán destinar el subsidio a la estancia que les brinde mejor servicio. Imperará la ley de la oferta y la demanda. Quienes den la mejor atención, se mantendrán vigentes.  Si ese subsidio se queda en casa, y se lo dejan a la abuela, será decisión de los padres. Eso fue lo que quiso decir Urzúa. Supongo. Pero se trabó, se enredó, y le salió una explicación burlona sin querer.  La medida suena razonable, aunque el coloquialismo y los titubeos para expresarse de Urzúa, le dieran en la torre a la idea. Los antecedentes están en EUA, durante la posguerra: el Estado dejó de subsidiar a las universidades, para darle el subsidio directamente a los estudiantes, que podían decidir libremente en cual institución educativa matricularse. O sea, en estos casos, se subsidia al beneficiario no al prestador del servicio. 

Las estancias infantiles (debió decir Urzúa con contundencia), son en muchos casos fuente de influyentismo y corrupción. Así pasó en sexenios como el de Felipe Calderón. Está bien documentado. Por eso, se trata ahora de ayudar a las madres para que elijan la mejor opción. La intención de AMLO va por ahí. Espero. Claro, lo ideal es que se apoye con recursos públicos al mutualismo, al cooperativismo, en servicios como las estancias infantiles. Pero la propuesta de Urzúa es un avance. Está bien encaminada. 

No todos los mexicanos saben que muchas estancias infantiles son atendidas directamente por mujeres que invirtieron sus ahorros y su vida en este proyecto comercial. Bien por ellas. Con los años se fueron profesionalizando. Cumplieron los requisitos de protección civil y de capacitación. Sin embargo, sería un nuevo incentivo para ellas, que las madres que les llevan a cuidar a sus hijos, reconocieran su buen desempeño, contratando las estancias que brinden el mejor servicio. Casi todas las madres, como las abuelas, saben lo que más conviene a sus niños. Está muy bien que el Estado reoriente el gasto público en esa dirección.

Sin embargo, sería muy desalentador que por culpa de un error verbal de Urzúa (que no fue para tanto),  AMLO decidiera darle reversa a este subsidio directo a los padres de familia. Los guerrilleros fiís se saldrían con la suya y al final, se tiraría una propuesta que es de las mejores que ha planteado el gobierno federal. Ojalá AMLO se mantenga firme. Si lo hace, ya tendremos algo bueno qué contarle a nuestros nietos, cuando seamos abuelos.