Más allá de la brecha salarial: cómo es la calidad de empleo de las mujeres en el mundo laboral

La mayoría de los empleados busca lograr una relación auténtica y buscan sentir el respeto de los otros sin importar la posición jerárquica que se ocupe. Y además de todo, sentir orgullo por lo que se hace. Esto debería ocurrir de igual modo para todos: hombres y mujeres.

A menudo se escucha que el empoderamiento económico de las mujeres es esencial para lograr la equidad de género, que en la medida en la que haya más niñas dentro del mercado formal educativo, hay más probabilidades de lograr ese empoderamiento, que es muy bueno para el mundo de los negocios contar con cada vez más mujeres en las empresas, entre otras tantas premisas instaladas.

Considerar que la diferencia en las oportunidades e ingresos entre hombres y mujeres se debe solo a un aspecto sería un error, ya que múltiples estudios se dedicaron a estudiar el origen de este tema. Según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a nivel mundial el 71% de los hombres en edad laboral se encuentra trabajando mientras que este indicador es del 45% para las mujeres. Y aunque para ambos géneros la tasa del desempleo ronda el 3%, el indicador más impactante es ver que el 25% de los hombres se encuentra fuera del mercado laboral, mientras que en las mujeres este porcentaje se eleva al doble (52%).

Pero si por un momento el foco de atención se centra en ese pequeño universo de mujeres que trabajan actualmente en el mundo empresarial, ¿cómo es su vivencia? ¿Cuán valoradas se sienten? ¿Es la misma percepción para todas ellas? En este contexto, una investigación de Great Place to Work (GPTW), a la que Infobae accedió de manera exclusiva, reveló que los indicadores de las mujeres son negativos.

Según el universo de mujeres que trabajan en empresas que pertenecen al ranking de mejores lugares para trabajar de 2019, hay un 27% de mujeres directoras y gerentes y 37% de mujeres jefas y supervisoras. Es decir, un 32% de las mujeres de esta lista ocupa algún puesto de conducción. A su vez, y entendiendo que esta muestra no representa el universo de mujeres del país, según datos oficiales a nivel nacional, las mujeres jefas son el 30% mientras que las directoras ocupan el 31%.

En la investigación de GPTW, el foco está puesto en que más allá de la tasa de participación femenina en el mercado laboral, es importante comprender cómo es la calidad de los empleos a los que acceden. De acuerdo a lo relevado, en primer lugar, para generar empleos de calidad deben cumplirse ciertas condiciones básicas, por ejemplo, el salario: lo primero que surge de los datos es que, cuando una mujer trabaja, tiende a percibir un salario menor que los hombres. Si bien esto es crucial, no es suficiente para tener un trabajo de calidad. Para eso es necesario que se puedan satisfacer otro tipo de necesidades básicas de la pirámide de Maslow, que habla de las necesidades de humanas como las de afiliación y auto realización que constituyen ambas el nivel más alto en la vida de un ser humano.

En este sentido, tener un trabajo en el que la gente se sienta respetada por sus jefes así como recibir un tratamiento imparcial por parte de sus líderes se convierten en pilares clave para la percepción de un empleo de calidad.

En este contexto, el modelo conceptual de Great Place to Work, comprobó que la participación de los empleados tiene que ver con el respeto que los líderes dispensan a sus equipos. En este sentido, la diferencia de percepción entre las mujeres que trabajan en las empresas que pertenecen al ranking de Los Mejores Lugares para Trabajar en Argentina, es llamativamente mayor que en el resto de las empresas del mercado.

En este sentido, tener un trabajo en el que la gente se sienta respetada por sus jefes así como recibir un tratamiento imparcial por parte de sus líderes se convierten en pilares clave para la percepción de un empleo de calidad (Shutterstock)
En este sentido, tener un trabajo en el que la gente se sienta respetada por sus jefes así como recibir un tratamiento imparcial por parte de sus líderes se convierten en pilares clave para la percepción de un empleo de calidad (Shutterstock)

De acuerdo al informe, un 54% de las mujeres del mercado siente que los jefes incentivan, consideran y responden genuinamente a sus ideas y sugerencias mientras que un 44% de los jefes involucran a las personas en decisiones que afectan sus actividades o su ambiente de trabajo.

Lo mismo ocurre con el aspecto relacionado a la ausencia de favoritismo, como parte del tratamiento imparcial, que permite medir el desarrollo y crecimiento de las personas con una vara más objetiva que la simple decisión “a dedo” de un jefe. Nuevamente, las empresas del ranking logran una mejor percepción que el resto. Y es que en comparación, un 37% de los ascensos en el mundo laboral se da en quienes más se lo merecen, mientras que aquellos que responden al modelo de GPTW tienen un 63%.

¿Qué quieren las mujeres en el lugar de trabajo? Lo mismo que cualquier otra persona: tener un trabajo en donde sean respetadas, puedan desarrollarse y ser tratadas con el mismo criterio que los demás.

Acortar la brecha

El compromiso por la equidad de género es uno de los pilares de los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en la cual propone “de aquí a 2030, lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todas las mujeres y los hombres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, así como la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor”.

Para apoyar este objetivo, se creó la Coalición Internacional para la Igualdad Salarial (EPIC, por sus siglas en inglés) que busca generar el compromiso político y la transformación social, de la cual participan tanto Naciones Unidas, como la OIT, la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD), además de organizaciones de empleados, sindicatos y diferentes gobiernos.

infobae