Maty Huitrón (QEPD), Cantinflas y los periodistas grillos

 

La mejor antología de crónica en México es de Carlos Monsiváis. Se titula A ustedes les consta (1980). En la portada aparece una fotografía en blanco y negro, urbana y cachonda, del gran fotógrafo de Tampico, Tamaulipas, Nacho López. Una mujer camina por la Ciudad de México ante la mirada entre lasciva y divertida de varios hombres. Lo más llamativo de la foto es la cintura de la muchacha: estrechísima, de avispa. Uno quisiera defender a la modelo contra sus hostigadores y llevársela a vivir a la casa, en serio. La muchacha está perfectamente identificada: su nombre es Maty Huitrón. Fue actriz, presidenta vitalicia de la Casa del Actor, y murió ayer de pulmonía, por su vicio enfermizo de fumar un cigarro tras otro. Tenía ochenta y cuatro años.

Maty debutó el 30 de abril de 1953, en una obra de teatro legendaria, que al mismo tiempo es una de las peores piezas cómicas que se han montado en México: “Yo Colón”, protagonizada por Mario Moreno “Cantinflas”. La prensa de aquellos días hizo trizas a Cantinflas, a la jovencita Maty Huitrón y por ende, a la inauguración del Teatro Insurgentes. De esa chamuscada en los periódicos no se recuperó nunca el dueño del teatro, José María Dávila, quien amasó una inmensa fortuna a la sombra del entonces Presidente Miguel Alemán fruto de la corrupción. Hay que decirlo así, de plano. 

“Yo Colón” es uno de esos montajes  carísimos, fastuosos, con la más bella de las jovencitas (Maty Huitrón) y el más grande cómico de México (Cantinflas), que sin embargo resultan ser un rotundo fracaso. Un fiasco. El libreto desapareció misteriosamente y no queda ninguna copia (por algo será). Ahora casi nadie conoce la trama, pero era muy simple: Cristobal Colón se baja de su pedestal de Reforma y cree descubrir México de nuevo, desde los tiempos de don Porfirio al PRI. Cantinflas se quiso lanzar como cómico político, muy sarcástico según él e improvisó varios puyazos contra funcionarios públicos cercanos a Miguel Alemán, que acababa de dejar la Presidencia. Así que don Mario no dejó conformes ni a los enemigos del sistema, ni a los jerarcas del sistema. Todos se le fueron encima .Novedades llegó a afirmar que la jovencita Maty Huitrón no era actriz, ni cantante, ni vedette, ni nada.

El propio empresario José María Dávila, dueño del Teatro, se disculpó públicamente por la pésima obra, y dijo que la culpa de todo la tuvo Cantinflas, quien había traicionado la confianza del ex Presidente Miguel Alemán, por cierto, el mejor amigo suyo. Cantinflas respondió a las acusaciones mandando una carta abierta a la revista Mañana y burlándose de los periodistas mexicanos que osaron criticarlo, usando adrede su estilo cantinflesco: “estos endeviduos, sin endevidualidá me han atacado para ver qué sacan y sólo han sacado a relucir su condición moral y los intereses interesados que persiguen, más falta haría saber todo lo que de ellos se pueda decir”. Como siempre, la culpa de todo la tuvieron  los periodistas. Descanse en paz la eterna joven de la cintura de avispa, Maty Huitrón.