Moody’s aseguró que una mejora en la ejecución del gasto, aunado a una proyección de una desaceleración en los ingresos no petroleros, harán que el déficit fiscal termine más alto de lo presupuestado.
“(La) subejecución del gasto mitigó la caída en ingresos gubernamentales, resultando en un déficit más bajo de lo presupuestado para la primera mitad del año. La caída en la producción petrolera y, en menor grado, la desaceleración de la economía mexicana impactó los ingresos”, dice un comunicado.
De acuerdo con la calificadora, a pesar de que el gobierno ha mencionado que empleará alrededor de la mitad de los recursos en el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) para llegar a su meta anual de superávit primario del 1% del PIB al nivel de sector público, sin el uso de éstos estimamos que el superávit primario será de 0.5% de PIB y el déficit fiscal de 2.4%.
“Alcanzar metas utilizado recursos en efectivo que ya existen no resuelve el problema de fondo, que es el de la caída de ingresos petroleros. También reduce el tamaño de los colchones financieros diseñados para enfrentar desaceleraciones económicas cíclicas y responder a evento de choque”, destacó Moody’s.
Eventualmente, dice el comunicado de Moody´s, la administración tendrá que elegir entre déficits fiscales más grandes o mayor austeridad en el gasto, lo cual implicaría una política procíclica que podría ensombrecer aún más el panorama económico.
“A pesar de esta tendencia ligeramente negativa en las cuentas fiscales, el principal riesgo para el panorama fiscal de México proviene de transferencias presupuestales a PEMEX, la cuales pueden ser mayores y más recurrente en el mediano plazo”, aseguró.
FUENTE: forbes