Petróleos Mexicanos (Pemex) careció de gobierno corporativo aplicable a su filial comercializadora PMI y sus empresas que garantizara los intereses del Estado México, advirtió la Auditoria Superior de la Federación (ASF) en su revisión de la Cuenta Pública 2018.
“Por el contrario, dicha carencia propició la conformación de condiciones favorables para la discrecionalidad en la toma de decisiones, la falta de transparencia de sus operaciones y la materialización de riesgos, y no se pudiera evaluar el desempeño de PMI y sus empresas filiales”, detalló la auditoria.
Creada en 1989, PMI se dedica al comercio de petróleo crudo y sus derivados, y es el principal brazo comercial de Pemex en el mercado internacional. También es el comercializador del Estado para la venta de gas y petróleo que recibirá de los contratos de producción compartida en el nuevo modelo derivado de la reforma energética que impulsó el gobierno priista de Enrique Peña Nieto.
Según el auditor federal, el plan de negocios de Pemex no consideró los objetivos, metas y estrategias en
materia de comercio exterior que debían desarrollar PMI y sus filiales.
Esta medida provocó una ausencia de mecanismos de control y seguimiento, la potencial materialización de riesgos, posible descrecionalidad en toma de decisiones que maximicen el valor de operaciones y rentabilidad para las arcas públicas.
Sobre los temas autorizados en las sesiones ordinarias y extraordinarias del Consejo de Administración de Pemex, la ASF observó falta de vigilancia y aprobación de los temas prioritarios en las empresas de la filial, que por su importancia y trascendencia repercutieron en el desempeño de dichas empresas y en la consecución de los objetivos y las metas de la empresa productiva del Estado.
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