¿Qué opino de Vicente Fernández?

El cantante de rancheras que más me gusta es Javier Solis. Todavía lo pongo en YouTube con canciones como “La entrega” (ojo, no confundir con la otra titulada “Entrega Total”). 

En la Ciudad de México fui a visitar la carnicería que aún mantiene la familia Solis en Tacubaya y donde día y noche se escucha cantar a mi ídolo en una vieja sinfonola. 

Afuera hay una taquería y ahí me comí una orden de carnitas con una sobrina nieta de don Javier que es experta en anécdotas de su antecesor. 

Un día voy a escribir un libro sobre Javier Solís. O no voy a escribir nada sobre él porque tengo otros pendientes antes de morirme y además nadie lo leería. ¡Vaya uno a saber! 

Pero resulta que, modestia aparte, a mi me regalaban los boletos para las presentaciones de Vicente Fernández y acabó por gustarme también la voz de don Chente. 

Y la pasé muy bien las cuatro horas en la que no dejaba de cantar mientras no dejaran de aplaudirle o mientras no se acabara su botella de Etiqueta Azul que era la medida exacta para concluir sus shows. 

Una vez, en una entrevista, sí me molestó que don Vicente dijera que él era mejor cantante que Javier Solis y eso sí caló. ¡No se vale! Lo sentí como una agresión gratuita. 

Qué mal que se muriera Vicente Fernández. Tenía muy buena voz y a mi se me afiguraba como esos gimnastas olímpicos que hacen gala de sus músculos y nervios bien adiestrados que luego los exhiben al público entre copioso sudor, el rostro abotagado y la vena del cuello saltada. 

Recuerdo una frase muy machista y misogina como todas las de él que decía: “para triunfar hace falta ser muy galán o muy macho. Y como yo no soy galán, soy muy macho”. 

Yo creo que con eso justificaba la panza próspera que siempre resaltó en sus conciertos, y era como una motivación para quienes somos feos, aunque a mí en lo personal nunca me ha interesado “triunfar” (¿en qué o para qué?) ni ser galán (eso se lo quita la edad hasta al mismo Adonis), y menos ser “bien macho” (lo que te resta cualquier opción para conocer a tu prójimo). 

En fin. Lamento la pérdida de don Vicente y sí me molesta mucho la forma como se burlaban de él en las redes sociales, siendo ya un hombre muy enfermo y con sus facultades mentales muy mermadas. 

Son los mismos que ahora mandan sus condolencias a la familia del ídolo de Huentitán y promueven el libro oportunista de esa escritora argentina que escribió a toda prisa un libelo en contra de don Vicente, aprovechando que agonizaba desde hacía varios meses en un hospital de Guadalajara. 

El libro de seguro ya es best seller, la escritora se ganará un buen dinero, la familia Fernández la demandará; la editorial llegará a un arreglo económico extraoficial y el mundo seguirá girando como todos los días. 

Mundo raro en el que uno vive ahora.