¿Quiénes resultan más afectados debido al cambio de horario?

El cambio de horario y, por lo tanto, de rutina que implica el paso del horario de verano al de invierno puede tener repercusiones en la salud de ciertas personas particularmente vulnerables a esta medida, según expertos en salud.

El domingo 28 de octubre del 2018 termina el horario de verano y comienza el de invierno en varias entidades de la República Mexicana. De ahí que las autoridades recomienden atrasar el reloj una hora, antes de dormir.

33 municipios de la franja fronteriza cambiarán su horario hasta el 4 de noviembre: Tijuana, Mexicali, Ensenada, Playa Rosarito y Tecate, en Baja California; Juárez, Ojinaga, Ascención, Coyame del Sotol, Guadalupe, Janos, Manuel Benavides y Praxedis G. Guerrero, en Chihuahua; Acuña, Piedras Negras, Guerrero, Hidalgo, Jiménez, Zaragoza, Nava y Ocampo, en Coahuila; Anáhuac y Los Aldama, en Nuevo León; Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Camargo, Guerrero, Gustavo Díaz Ordaz, Mier, Miguel Alemán, Río Bravo y Valle Hermoso, en Tamaulipas.

Mientras que los estados de Sonora y Quintana Roo no participan en la medida del horario de verano, por lo que permanecen con el mismo horario todo el año.

Si bien el paso del horario de verano al de invierno causa menos molestias, ya que implica una hora más de sueño, María José Martínez Madrid, doctora en Medicina por la Universidad de Murcia y coordinadora del grupo de Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño (SES), advierte que el cambio de horario afecta a niños y adultos mayores.

Esto se debe a que la gente de dichas edades tiene un reloj biológico “menos flexible”, por lo que su adaptación al nuevo horario requiere de más tiempo.

En abono a lo dicho por Martínez Madrid, Óscar Sans, neurofisiólogo especialista en medicina del sueño y miembro de la junta directiva de la SES, señala que la dificultad de los menores para adaptarse al cambio de horario se debe a la inmadurez de su sistema nervioso.

“El ritmo circadiano está relacionado con el sistema nervioso y los niños tienen ese sistema aún en formación, de forma que todo lo que sea perder rutinas les afecta de manera importante y los hace más vulnerables y sensibles a los cambios”.

Con información de Excelsior