Simone Biles se aparta de la competición ante la presión: «Necesitaba dar un paso al lado»

Hizo un salto en el potro y se fue al vestuario antes de abandonar la competición por equipos. «Intentaré un nuevo inicio», comenta sobre si competirá en las pruebas individuales.

Simone Biles yéndose al vestuario. ¿Pasa algo? ¿Pero qué pasa? ¿Se ha lesionado? Al volver, ya vestida con un chandal, sus compañeras del equipo de Estados Unidos hacen un corrillo y ella les comunica que ya no volverá a competir, que será sustituida por Sunisa Lee en las barras asimétricas, y que tampoco estará la barra de equilibrio y en el suelo. «Chicas, salid ahí y haced lo que habéis entrenado que haríais. Lo siento. Os quiero, lo vais a hacer bien. Habéis entrenado toda la vida para esto. Estoy bien», les dice y se aparta junto a su entrenadora, Aimee Boorman.

Sin ella, la competición de conjuntos contra Rusia está perdida, la primera derrota de Estados Unidos desde los Juegos de Pekín 2008, pero eso casi es lo de menos. ¿Qué le pasa a Biles? Al llegar a zona mixta, lo explica a las cámaras de la NBC, la televisión que tiene los derechos en Estados Unidos: «Físicamente me encontraba bien, me veía en buena forma, pero internamente necesitaba dar un paso a un lado. Ahora necesito unos días para intentar un nuevo inicio». La incógnita sobre si estará en el concurso completo el jueves, es decir, en 48 horas, y sobre si competirá en los aparatos a partir del domingo continúa, pero ya hay algunas respuestas. ¿Pasa algo? ¿Pero qué pasa? ¿Se ha lesionado?

No, no, se ha lesionado. Simplemente se ha roto. La presión por ser la estrella de los Juegos de Tokio, por tener que convertirse en una leyenda, por superar a Nadia Comaneci, aLarisa Latynina y a sí misma, le venció en el peor momento: justo antes de empezar. Este martes al encarar el potro ya vio que alguna cosa iba mal. Había programado una doble pirueta y media, pero sólo hizo una pirueta y media y, además, recepcionó mal. Fue un salto impropio de ella, un salto que posiblemente nunca había fallado, ni tan siquiera en los más perezosos entrenamientos. Fue el salto que le llevó a retirarse.

Por algunos problemas en el tobillo que tuvo en el pasado se especuló sobre una posible lesión como motivo de su marcha, pero nada que ver. De hecho, el resto de la competición se lo pasó animando a sus compañeras con todas sus fuerzas, dando saltos, gritando, aplaudiendo y, al acabar la misma, felicitó a todo el equipo ruso por la victoria. En ningún momento se puso hielo y en ningún momento se sentó, señal de su entereza física. Pese a su «paso a un lado», se comportó como la leyenda que es con sus compañeras, con sus rivales y, posteriormente, con la prensa.

«El Mundo sobre mis hombros»

Dos días antes ya había avisado de que el papel de estrella olímpica le estaba pesando en exceso. En la clasificación realizó dos errores extraños en sus aparatos preferidos, el suelo y el potro, y unas horas después escribió un texto esclarecedor en Instagram. «Siento el peso del mundo sobre mis hombros a veces. Sé que me lo quito de encima y hago que parezca que no me afecta, pero… ¡maldita sea, a veces es difícil! ¡Los Juegos no son una broma», comentó y, sobre esa presión, tenía mucha razón.

Después de la retirada de Michael Phelps y de Usain Bolt y ante el fracaso que supone que los eventos se estén celebrando sin público, el Comité Olímpico Internacional (COI), las televisiones y, en general, todo el mundo había trasladado a Biles la obligación de darle brillantez a los Juegos de Tokio. La sala de prensa del Ariake Gymnastics Centre, sin ir más lejos, es la más grande de todos los recintos olímpicos y la atención que se genera alrededor de Biles, de cámaras, fotógrafos y periodistas, es continua.

 

 

 

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