Sobrepensar: Cómo dejar de darle vueltas a tus pensamientos y solucionar tus problemas

Escribir, salir a caminar o hacer garabatos sobre una hoja son algunas de las cosas que puedes hacer para dejar de sobrepensar.

De pronto, el pensamiento ataca: ¿a qué hora era la junta de hoy? Checas el calendario y no hay nada. En el correo no llegó la invitación, tampoco. ¿Será que no te habrán invitado? No, no puede ser: el equipo siempre te considera para participar en las reuniones de la mañana. Aún así, la liga para el Zoom no está ahí. A menos que… ¿hayas inconscientemente declinado la solicitud, y por eso no aparezca agendada?

Esta línea de pensamiento es común. Sobrepensar las actividades básicas que tenemos en el día pasa. Más aún cuando se trata de situaciones que nos aquejan a nivel emocional, o estamos pasando por una mala racha. Los pensamientos se fijan en nuestro interior, y de pronto, parece que no podemos soltarlos: aunque no es lo más sano mentalmente, les damos mil vueltas para encontrar una respuesta que nos parezca ligeramente aceptable. En el camino, según un estudio en el Reino Unido, podemos salir lastimados a nivel emocional.

Fuera de foco

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Fotografía: Andrea Fischer | @a.polinea

En el estudio psicológico, según la BBC, a ‘sobrepensar’ se le conoce como ‘pensamiento rumiante‘. A la manera de las vacas, que mascan la comida una y otra vez para poder digerirla, los seres humanos necesitamos procesar muchas veces mentalmente las situaciones desafiantes, en un intento de encontrar una respuesta que nos satisfaga.

El problema empieza cuando este tipo de desgastes mentales se manifiestan a nivel físico, o interfieren con nuestras relaciones personales. Rupturas amorosas, exámenes difíciles en la escuela, relaciones tensas en el trabajo: cualquier situación que represente un obstáculo para nuestro bienestar está sujeta a este tipo de dinámicas interiores extenuantes. El problema es que, generalmente, al tener el duelo tan cerca, la imagen mental se distorsionaestá fuera de foco.

Entre más caigamos en ellas, más se compromete nuestro bienestar emocional. De acuerdo con un informe de la Universidad de Liverpool, las personas que buscan obsesivamente más ángulos a las situaciones difíciles son más propensas a padecer de ansiedad y depresión.  Específicamente cuando se presenta después de eventos traumáticos, como una enfermedad, una pérdida o ajustes en la situación económica de las personas figuran entre las más comunes.

Una marea de pensamientos

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Fotografía: Andrea Fischer | IG: @a.polinea

El estudio se condujo sobre una muestra de 32 mil voluntarios británicos, en un rango de edad entre 18 y 35 años. Según los resultados del estudio, en colaboración con Institute of Psychology, Health and Society, el ‘estilo de pensamiento‘ de las personas influye directamente en su bienestar emocional y mental:

“El estudio, el más grande de su tipo en el Reino Unido, descubrió que los eventos traumáticos de la vida eran el principal factor determinante de la ansiedad y la depresión, seguido de antecedentes familiares de enfermedades mentales y niveles de ingresos y educación”, escriben los autores en un comunicado.

Cuando una manera de pensamientos negativos inunda el interior de las personas, es mucho más probable que padezcan estragos de ansiedad. En los casos más extremos, se puede caer en una depresión profunda, o tener episodios de ataques de pánico. Lo más delicado del asunto es que, muchas veces, los escenarios que creamos son totalmente ficticios, y se alejan de lo que realmente está pasando en el mundo.

El autor principal del estudio, Peter Kinderman, hace una acotación importante: “la depresión y la ansiedad no son condiciones simples y no existe una causa única“, escribe en el artículo publicado en PLOS OneSin embargo, sobrepensar es uno de los factores críticos que se pueden controlar conscientemente.

¿Cómo le hago para dejar de sobrepensar todo?

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Fotografía: Eric Ward / Unsplash

Para evitar caer en estos patrones obsesivos, antes que nada, es importante identificar qué situaciones, estímulos o actitudes los disparan. Algunas personas son reactivas a cuando sus seres queridos les ‘hablan feo’, o a las respuestas a medias que reciben de sus parejas. A veces, basta con un mensaje o una publicación en redes sociales para que la imaginación empiece a volar sobre aguas turbulentas.

Una vez que se identificó el estímulo que dispara nuestra necesidad que sobrepensar, vale la pena hacer un esfuerzo para distanciarnos de ese sentimiento. Éstas son algunas preguntas que funcionan bien en casos así:

  1. ¿Qué puedo hacer en este momento para solventar la situación?
  2. ¿Realmente puedo controlar el resultado ahora mismo?
  3. ¿Qué es lo peor que puede pasar (y qué tan realista es este escenario)?

Si ninguna de estas preguntas es efectiva, muchas veces ayuda empezar a hacer otra cosa. Escuchar música, escribir, salir a caminar o hacer rayas sobre una hoja —con fuerza. De esta forma, la energía que destinamos a sobrepensar sale de una manera más sana.

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