Yo voy con la Guardia Nacional

Al finalizar el 2018, así como en este comienzo de año, hemos escuchado en medios visuales, impresos y electrónicos, el estudio y análisis de la viabilidad de la Guardia Nacional, muchos especialistas en la materia han dado sus opiniones, así como gran parte de la cúpula política también han expresado sus posturas. Por ejemplo, en la Cámara de Diputados se llevaron a cabo audiencias públicas con Gobernadores, Alcaldes, Senadores, Diputados, especialistas, entre otros; sin embargo, no restando la eficacia de estas reuniones de trabajo y más allá de los tecnicismos y razonamientos jurídicos, no se han escuchado las versiones, posturas, experiencias u opiniones de los que realmente viven la inseguridad en el país: los ciudadanos.

A la gente no le importa la seguridad pública, la seguridad nacional, la seguridad ciudadana, seguridad interior o cualquier tipo de concepto, por otro lado, lo único que saben y exigen es que haya cuerpos de seguridad cuidándolos, sin pensar que se necesite una guardia nacional, al ejército, marinos, policía federal, estatal o municipal, lo único que quieren es salir a la calle y estar en paz, poder transitar por sus colonias con seguridad, que sus hijos puedan ir a las escuelas con tranquilidad, que puedan trasladarse a sus trabajos o cualquier otro lugar, con un sólo pedimento, estar seguros, tranquilos y protegidos, por supuesto, como un derecho fundamental de cualquier sociedad.

Pero en la historia de la seguridad moderna, nos damos cuenta que hoy los únicos que pueden garantizarla son los militares y no sólo es un dicho personal, está documentado y también se tienen las estadísticas que infirieron una mejoría en muchos estados; es por esto, que en su momento, como diputado federal, investigador y estudioso del tema de seguridad nacional y simplemente como ciudadano, apoye con firmeza la ley de seguridad interior y es ahora que apoyo la instauración de la Guardia Nacional.

Ahora bien, quien diga que el país vive en una estado de excepción, pues simple y sencillamente está negando una realidad, ya que las estadísticas oficiales no son nada alentadoras; a continuación menciono a qué me refiero.

Para empezar la más reciente y conocida guerra contra el narcotráfico de los dos últimos sexenios, fueron más 250 mil las personas que fueron asesinadas en nuestro país, en un lapso de 2006 a 2018, esto con datos corroborados y expuestos por el propio INEGI, por lo que a todas luces nos arroja que de ninguna manera en nuestro país, nos encontramos en un  estado de excepción, pues queda evidenciada la necesidad de un reingeniería en la Nación en materia de seguridad, para borrar o aminorar esas estadísticas sin precedentes, con niveles que nos equipararán a países en guerra, de acuerdo al informe “Estadísticas Mundiales de la Salud 2017”, elaborado por la OMS.

Es por esto, que es necesario que el dictamen de la Guardia Nacional que ahora se analiza y discute en la Cámara de Diputados, sea aprobado a la brevedad. Sabemos muy bien que el mismo Gobierno reconoció y ahora con el entrante reconoce el fracaso en la estrategia de seguridad; estoy convencido que nuestra Nación no resistirá 12 años más de inseguridad, delincuencia organizada y el lacerante narcotráfico, por sólo decir algunos de los delitos más relevantes, no deben ser reformas para ampliar el catálogo o tipificación de delitos, es reducirlo, erradicarlo, debemos entender que deben eliminarse no aumentarse.

Hoy en día se tienen diagnósticos para la utilización de la Armada de México para las actuaciones en seguridad pública, por lo que al regularse jurídicamente mediante la Guardia Nacional, no estaríamos experimentando resultados ni juicios, estaríamos al nivel de otros países que cuentan con ella, por supuesto, con resultados benéficos y que devolvieron la seguridad en todos sus ámbitos en estados y municipios que se había perdido en su totalidad.

Explicando más específicamente el número de homicidios antes mencionados, se desprende que en el 2017, el Sistema Nacional de Seguridad Pública, registró 29,159 carpetas de investigación por homicidio doloso y 10395 en 2018, tan sólo en los primeros cuatro meses, por lo que se registra un incremento muy importante en lo que restó del año. Asimismo, todas estas muertes no significan sólo de la lucha contra el narco, también se refieren a ejecuciones, levantamientos y enfrentamientos entre grupos delictivos en todas sus facetas.

Concluyo diciendo que se debe estructurar y llevar a cabo una verdadera estrategia de seguridad, dejar atrás esas campañas electorales que durante mucho tiempo toman como bandera sólo dos temas, inseguridad y corrupción; además de tener en cuenta que culpar a las fuerzas armadas de la violencia en el país, sería tanto como exonerar a los delincuentes de sus actos.

Quitemos de nuestra memoria de seguridad en México, esa máxima de que si lo secuestraron, es por que estaba de opulento, porque tenía un carro del año, que vestía de determinada forma, que simplemente era próspero, o la violaron porque se vestía de tal manera o transitaba por lugares que no debía, lo robaron porque dejó las cosas en algún lugar y no las cuido, la pasamos siempre culpando a la víctima, pero no al delincuente, pareciera que en México se vuelven permanentes estos actos de inconsciencia social, reduciéndose a que siempre el culpable es la víctima y nunca el delincuente.