60 años de la Pantera Rosa en el Museo del Diseño

El elegante personaje que cautivó a varias generaciones a lo largo de seis décadas resulta sumamente atractivo para los mexicanos. De ahí el éxito de esta exposición realizada por 60 artistas. Enclavada en una espléndida casona de la calle de Madero, su director lleva de la mano a los lectores en esta entrevista.

Ciudad de México.- Hace más de 60 años, el 20 de marzo de 1963, irrumpió en las pantallas cinematográficas un simpático personaje animado, con el porte de un gentleman (caballero inglés), sólo para aparecer presentando los créditos de una película titulada “La Pantera Rosa”, del director Blake Edwards (1922-2010).

La realización de la esbelta figura del gatuno fue encargada a los reconocidos animadores Friz Freleng (1906-1995) y David DePatie (1929-2021), ambos colaboradores de Warner Bros y fundadores de la productora DePatie-Freleng Enterprises. El primero fue padre artístico de otros personajes como los Looney Toons, Bugs Bunny, el gato Silvestre, Piolín, el Coyote y el Correcaminos, e incluso Speedy Gonzales. Sólo se les pidió a los autores que el personaje fuera rosa, divertido y mudo.

Y alcanzó tal popularidad que no sólo se quedó con el nombre de La Pantera Rosa del filme, sino que al año siguiente se estrenó su propio cortometraje, ganador del Oscar al mejor corto animado que funcionó como piloto para la realización, unos años después, de la serie “El show de la Pantera Rosa”.

Así superó incluso a la película protagonizada por Peter Seller, como el Inspector Clouseau, en la cual se investigaba el robo a la princesa Dala de un diamante de gran tamaño y color rosa, llamado La Pantera Rosa, que dio pie a una saga, con otras producciones como “El regreso de la Pantera Rosa” y “La pantera rosa ataca de nuevo”.

Prueba de la trascendencia en el tiempo y la memoria de este querido personaje, es la exposición “La Pantera Rosa en el rosaverso mexicano”, que se presenta desde diciembre pasado y hasta el 30 de septiembre próximo en el Museo Mexicano del Diseño (Mumedi), en la calle Francisco I. Madero 74, Centro Histórico.

Diseñador gráfico egresado de la Universidad Anáhuac y creador del propio Mumedi, su director Álvaro Rego García de Alba da los pormenores de la muestra integrada por más de sesenta piezas de sendos creadores mexicanos, entre diseñadores gráficos, de textiles, industriales, de joyería, fotógrafos, arquitectos, pintores y cartelistas, entre otros.

Fueron invitados para que cada uno “en su manera personal de identificarse con el personaje, hiciera algo que lo resaltara y conmemorara su sesenta aniversario”.

Rego. Muestra fascinante / Foto: Eduardo Miranda

Desde su fundación, dice Rego, el Mumedi ha buscado proyectos para vincular la creatividad nacional con temas de interés popular. En este caso, se trata de un personaje “que nos encanta a los mexicanos y a nivel mundial, porque he tenido oportunidad de conversar acerca de esta exhibición con miembros de la comunidad de Diseño de otros países y todo mundo se vuelve loco por el tema”.

Explica que desde hace diez años, cuando la Pantera Rosa cumplía medio siglo, se acercaron a la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), dueños de la marca, para ver la posibilidad de realizar el proyecto en el marco del aniversario. Se invitó entonces a artistas de diversas áreas.

Libertad creativa

A pregunta expresa responde que tuvieron libertad total en cuanto a los formatos, técnicas, materiales y temáticas. Pero con marcas como ésta “hay que cuidar mucho al personaje”, por lo cual se les pidió alejarse “totalmente de temas incorrectos o impropios”, entendiendo, por ejemplo, no relacionarlo con alcohol, drogas, cigarros o temas de género que pueden ser controvertidos.

Se les pidieron, entonces, “piezas alegres con las que cualquiera pudiera identificarse para tenerla en su casa”.

El rosa mexicano y la pantera / Foto: Eduardo Miranda

En lo relativo a las dimensiones se les puso de margen que fuese desde un granito de arroz, hasta aquellas que ocuparan un máximo de un metro de largo, por uno de ancho y tres metros de altura, aunque no se fue tan estricto, y una de las piezas es una gran escultura de más de media tonelada de acero, de Francisco de Bamf.

Todos los participantes son mexicanos, aunque no todos viven en México, y hay tanto de la capital del país como de Guadalajara, Ciudad Juárez, Monterrey, Mérida, entre otras ciudades de la República. Se pueden mencionar a algunos como Alejandro Pérez “Movki”, Arta (Gloria Rubio), BEF (Bernardo Fernández), César Nández, Choper Nawers, Cristina Orozco, Daniel Olvera, Erik Olivares, Flaminguettes (Mara Soler y Daniela Villanueva), Lorena Vieyra, Paco Reyes, Ramago (Rafael Gómez) y Zovek.

En tanto que el Mumedi funciona a la vez como una galería con las obras a la venta, se les pidió considerar que la pieza tendría que soportar diez meses de exhibición, al final de la cual deberá entregarse al comprador o regresar a su autor en buen estado, pues son piezas de colección.

Y todas van acompañadas de un certificado de autenticidad, algo que no habían hecho en anteriores exhibiciones, pero que hace más valiosa la pieza,  con la firma de la directora de Global Licensing (Licencias Globales) de MGM, la del autor y la del director del museo, “porque son piezas únicas, no se pueden hacer reproducciones en otros tamaños, ni postales, ni nada, para comercializarse”.

Lo que sí se podrá es que un propietario venda su pieza después, porque destaca que varios de los participantes decidieron poner sus obras a precios muy accesibles, cuando generalmente se cotizan más alto. Pone como ejemplo un bolso totalmente hecho a mano por Isidro Bello, con el dibujo en gris de los dos edificios de la calle Madero que dan a la Plaza de la Constitución, y en el centro de la plancha la Pantera Rosa, sonriente, se toma un autorretrato con su celular, y de una de las asas del bolso cuelga el gran diamante rosa de la princesa Nala.

Se vendió en 8 mil pesos, cuando hay en el mercado bolsos de más de medio millón de pesos de la marca de algún diseñador mundialmente famoso.

En el Mumedi, establecido en una antigua casa que fue propiedad del Conde de Nuestra Señora de Guadalupe del Peñasco, Francisco Mora y Luna, coronel de Dragones de las Milicias Provinciales, y su esposa, construida en terrenos donde estuvo el palacio de Hernán Cortés, se han presentado muestras de otros personajes como Snoopy y Batman, y de cráneos y calaveras para celebrar el Día de Muertos. Se le pregunta a Rego si fue difícil la negociación con la MGM para la Pantera:

–Siempre son muy estrictos, son contratos muy complicados, de muchas páginas, pero entiendes perfectamente por qué lo hacen así. Tienen que proteger a la marca y proteger al propio autor de lo que alguien podría tratar de hacer con su pieza. No sólo es que alguien vaya a utilizar mal la marca de la Pantera Rosa, sino también el trabajo del autor, y MGM tiene el departamento legal capaz de defenderlo. Muchas veces cada uno de los autores no podría hacer algo así. Cuando se leen por primera vez ese tipo de contratos, la gente dice: “Ah caray, están pidiendo mucho”, pero cuando vez exactamente de qué se trata es totalmente entendible.

–¿Y pidió mucho?

–Lo que pasa, por ejemplo, es que cuando uno tiene que ceder sus derechos sobre la pieza totalmente, piensas “¿pero cómo?, ¿entonces ya no puedo reconocer que es mía?” Por supuesto que sí, pero debe quedar por escrito que la pieza le pertenece ahora a MGM, en el momento en que participas MGM tiene todos los derechos sobre esa obra, aunque tú siempre podrás reconocer que es tu pieza. Y en la venta por supuesto que el autor recibe su ganancia.

Humor simple

La exhibición cuenta con piezas de cerámica, como floreros, el automóvil, una clásica trajinera de Xochimilco de la cual emerge el personaje hecha por Letizilla, una túnica color rosa mexicano con la silueta de la Pantera bordada en lentejuela del diseñador Macario Jiménez. En otra sala, destaca una imagen en la cual celebra sus sesenta años con un pastel rosa, taquitos y guacamole, acompañada por otros personajes, como el Oso Hormiguero, Littleman o Eggman (el Hombrecito o el hombre huevo), el Inspector y el sargento Dodó.

Piezas a la venta / Foto: Eduardo Miranda

Se puede ver, asimismo, un retrato de Sellers como el inspector Clouseau, esculturas, la fotografía de un animal real con pelaje rosa del propio Rego, una máscara de luchadores de Omar López Cambranis y una figurilla semejante a un guerrero mexica en la cual la máscara y el atuendo de caballero águila se sustituye por un traje de la Pantera, realizada por Erasmo Rodríguez.

–¿Por qué el título de rosaverso mexicano?

–Ah bueno, porque en la actualidad se habla muchísimo de los multiversos (conjunto de universos), y son justamente esas realidades que existen al mismo tiempo en lo que hacemos, por eso el rosaverso mexicano. Porque, primero, tenemos nuestro rosa mexicano, y se lo apropiamos al personaje. Entonces es un universo propio de los mexicanos en donde tenemos la posibilidad, gracias a MGM, de apropiarnos del personaje y transformarlo a nuestro gusto para hacer una pieza única disponible al público.

–Ustedes pidieron a los artistas que no se tocaran temas como la sexualidad y se hicieran obras que se relacionaran con la alegría, una característica del personaje cuyo humor es muy simple o ingenuo y además mudo, ¿a qué atribuye que los mexicanos se identifiquen con la Pantera cuando estamos acostumbrados al albur y la altisonancia?

–¡Exacto! Definitivamente es muy diferente el humor mexicano, pero sí nos identificamos muchísimo con el personaje porque también es bastante humano, o sea, si vemos los problemas en los que se mete en cada uno de los capítulos, nos pueden suceder a todos. De repente te puedes sentir un poquito torpe en alguna cosa, y al mismo tiempo es muy hábil para salir adelante siempre.

Agrega que cualquiera se puede identificar cuando el mosquito molesta en la noche, pero al resolver sus vicisitudes representa una motivación moral y al mismo tiempo causa risa. Para los artistas es sumamente profundo, por ejemplo en los capítulos de la sicodelia, de la construcción, cuando pelea con Littleman por pintar de rosa lo que el personajito pintó de azul, “no es humor para niños, aunque un niño se bota de la risa”.

–¿Qué tanta gente joven ha ido a la exposición, si la caricatura se creó hace 60 años y dejó de transmitirse la serie?

Rego dice al respecto que ha continuado de forma diferente, ha evolucionado, aunque los primeros capítulos de la serie animada son, en su opinión, los mejores.

La serie tuvo 15 temporadas en 124 capítulos. E informa Rego que se mantuvo mudo, salvo en dos episodios. Uno de ellos es “El Arca Rosa”, donde al final, cuando va caminando con un elefante, voltea y dice:

“Por qué no pensarán los hombres como los animales”.

Proceso