Algo que vale la pena contar

El poder de la palabra 

“A mis 12 años cumplidos estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor Cura que pasaba me salvó con un grito: «¡Cuidado!»  El ciclista cayó a tierra. El señor Cura, sin detenerse, me dijo: «¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?» Ese día lo supe”.

García Márquez

Leí el primer libro del maestro Gabriel García Márquez prácticamente a una edad en la que la hermenéutica de la irreverencia me ponía los acentos. Me bebí entonces un jaibol con hielo de Macondo hasta la resaca intelectual. Y en esos andares a los que siempre me colé por la ventana aprendí a fichar el pasaporte de la vida con el sello de la palabra, del porqué no se puede hablar por hablar, y mucho menos, escribir, por escribir.    

Hoy en nuestro país el desdeño hacia la cultura viaja en primera clase y los libros ya ni siquiera viajan. Así conviene políticamente en estos tiempos. A nadie le interesa que la gente lea y como consecuencia nos enfrentamos a un diapasón de cinismo que afina diariamente las notas de nuestros días y las claves de nuestros sentidos. 

Por ello insisto en el poder de la palabra, la de los libros, la de la educación y la cultura como un tema de Estado imperativo y urgente. Pero también en ese otro poder de la palabra, aquel que no hace ni cien años poseía un enorme valor al ser empeñada. Hoy el desgaste de ese empeño ya hizo crisis. Sin embargo, no hay que acostumbrarse a vivir tolerando el vocablo humillante de las voces fantasmales que habitan el purgatorio de la demagogia. Para evitarlo, la palabra y los libros, entre ellos, por supuesto, los de Gabo, (que por cierto la semana próxima cumplirá un aniversario luctuoso), es lo único que nos queda. 

“Los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.”

García Márquez.

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.