Algo que vale la pena leer

Dejar el mundo atrás

“Se había dado cuenta de que los insectos no hacían ruido y que tampoco cantaban los pájaros… La mañana era demasiado silenciosa. Le estaba diciendo algo. Intentó oírlo”.

Rumaan Alam

El contexto de la historia es simple: Una familia decide pasar vacaciones en una extraordinaria casa de lujo alquilada cerca de un bosque remoto en Long Island. Por la noche, en medio de la apacible soledad tocan a la puerta. Una pareja mayor se presenta como los dueños que, a través de una agencia, les rentaron la propiedad y les informan que un apagón general ha dejado sin corriente eléctrica, Internet y comunicaciones a New York, sin saber hasta dónde se extiende el problema. A partir de ese momento suceden una serie de extraños eventos que, gracias a un buen hilo narrativo, nos mantienen junto a los protagonistas en vilo para intentar desentrañar lo que sucede.

Se trata de la última novela del escritor estadounidense Rumaan Alam, “Dejar el mundo atrás”, publicada en su traducción por editorial Salamandra en 2021, con 311 páginas, y la cual, seguramente, debido a su reciente adaptación cinematográfica próxima a estrenarse, será probablemente reimpresa de nuevo.

Distópica, la novela logra revelar la fragilidad de nuestro mundo actual. Desde situaciones cruciales como perderse mientras manejas un coche sin poder acceder al GPS, o el aislamiento completo de comunicación telefónica o de red para intentar saber que sucede, hasta situaciones triviales como saber que posees cientos de libros electrónicos pero no puedes acceder a ellos, o la imposibilidad de realizar cualquier consulta en un buscador que hoy nos responde a todo, forman parte de los momentos reflexivos que destacan la debilidad de nuestro sistema de vida ante cualquier situación imprevista. Tal como lo menciona el propio Alam: 

«Mis hijos, cuando quieren enterarse de que tiempo hace, lo miran en el móvil. Dependen de él para saber la hora y cualquier otro aspecto de la realidad que los rodea. Ya no pueden ni mirar el mundo si no es a través de ese prisma.» 

Una lectura incisiva y por demás recomendable, que nos invita a escuchar el silencio profético ante el mar de ese ruido incesante que hoy nos agobia.

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.