La caja de botones de Gwendy
“Todo aquel que aspira al poder ya ha vendido su alma al diablo”. Goethe
Y precisamente sobre las aristas del poder versa nuestra recomendación literaria de esta semana, publicada en México por editorial SUMA en 2019, “La caja de botones de Gwendy”, novela de ficción escrita a cuatro manos por Stephen King y Richard Chizmar, que nos presenta una moderna versión de la leyenda sobre la “Caja de Pandora” misma que, según la mitología griega, guardaba los males del planeta.
Y es que, recientemente acaba de publicarse la segunda parte de lo que se anunció como una trilogía y que continúa con: “La pluma mágica de Gwendy” (que atenderemos en otro aporte), firmada ya sólo por Chizmar, pero prologada por King, donde narra el origen de la historia. Según el propio Stephen, un día se preguntó: ¿Qué pasaría si en este momento existiera un artefacto capaz de producir el fin del mundo y todo ese poder recayera en una sola persona?
(Y si pensamos un poco, considerando el supuesto anterior, cualquier similitud con algunas cajas de botones nucleares que existen por ahí, resulta mera coincidencia).
King dio muchas vueltas a la idea, incluso comenzó el relato, pero nunca llegó a terminarlo, hasta que un buen día Richard Chizmar, editor y guionista estadounidense ganador de dos premios mundiales de fantasía, le propuso a Stephen crear una obra en conjunto, a lo que King consideró entonces desempolvar el proyecto sobre la moderna Caja de Pandora para terminarlo juntos.
Ambientada en el mítico pueblo ficticio de Castle Rock, el relato inicia cuando Gwendy, una niña acomplejada por su sobrepeso, recibe la inesperada visita de un peculiar personaje vestido de negro y con sombrero, quien le ofrece la posibilidad de cambiar el destino de su vida y si ella lo desea, el de toda la humanidad, entregándole una caja mágica con botones de colores, mismos que al ser presionados pueden desatar las más insospechadas catástrofes mundiales. La responsabilidad del poder ante circunstancias existenciales propias de la adolescencia, así como una amena narrativa que logra el cometido de entretener hacen de la primera novela un buen motivo para continuar leyendo la saga.
Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.