Ángel de la Independencia, la historia del monumento que celebra la libertad de una nación

Esta es la historia detrás del Ángel de la Independencia, la columna inaugurada durante el Porfiriato para homenajear a los héroes que nos dieron patria.

El 16 de septiembre de 1910, a propósito del centenario de la Independencia de México, el presidente Porfirio Díaz inauguró una de las construcciones más relevantes de su administración: el Ángel de la Independencia, un impresionante monumento erigido para rendir homenaje a aquellos héroes que iniciaron la historia de nuestro país.

Sin embargo, antes de llegar a este punto, la obra diseñada por el arquitecto Antonio Rivas Mercado y colocada a la mitad del Paseo de la Reforma –una de las arterias principales de la Ciudad de México– tuvo que atravesar numerosos problemas: retrasoscambios de diseñoreubicaciones, reestructuraciones de presupuesto e, incluso, una demolición. Todo al paralelo de la construcción de toda una nación.

La historia del Ángel de la Independencia

La idea de construir un monumento que recordara la lucha independentista inició justo con la consumación del movimiento armado en contra del dominio español. De hecho, entre 1821 y 1843, numerosos proyectos para erigirse en la plaza de armas de la Ciudad de México –hoy Zócalo– fueron presentados al Primer Imperio y los sucesivos gobiernos republicanos del nuevo país. Ninguno pudo prosperar.

En 1843, el presidente Antonio López de Santa Anna retomó la idea y organizó un concurso para encontrar a quien diseñaría la obra. Santa Anna, además de tener el voto final en la selección del ganador, también aportaría la forma que tendría el monumento: una columna rematada por una estatua de la Niké, una diosa alada que representaba la victoria en la mitología romana. El dictador se inclinó por los planos de Lorenzo de la Hidalga, quien contemplaba tres momentos relevantes de la historia nacional para aparecer en el relieve de la columna. Uno de ellos era protagonizado por el propio Santa Anna.

Ángel de la Independencia, la historia del monumento que celebra la libertad de una nación
INAH

El 16 de septiembre de ese mismo año, se colocó la primera piedra del proyecto y comenzó la cimentación de la plancha del Zócalo. Desafortunadamente, la crisis económica que atravesaba el país obligó a que se cancelara el proyecto casi inmediatamente. El monumento dedicado a HidalgoGuerreroIturbide y Santa Anna quedaría en limbo. Al menos hasta que un gobernante más ambicioso retomara su marcha.

La “Victoria” de Porfirio Díaz

Aunque la construcción de la Columna de la Independencia se reinició en 1865, dos años después de la formación del Segundo Imperio, fue hasta que Porfirio Díaz llegó a la presidencia que el proyecto comenzó a tomar forma. De hecho, fue el mandatario quien decidió que el megaproyecto se mudara al Paseo de la Reforma, una zona concebida por el emperador Maximiliano I que comenzaba a desarrollarse.

En 1900, tras fallar en concretar un concurso internacional, el gobierno Porfirista inició la edificación del monumento, con miras a inaugurarlo una década después, durante los festejos del centenario de la Independencia de México. Esto casi no logra, pues en 1906, los ingenieros a cargo de la obra observaron que gran parte de la cimentación estaba hundiéndose. Ante el peligro de que esto empeorara con el tiempo, el equipo decidió demoler lo avanzado y comenzar de cero.

Ángel de la Independencia, la historia del monumento que celebra la libertad de toda una nación
Aurelio Escobar Castellanos, vía Wikimedia Commons

A pesar del contratiempo, la construcción se inauguró tal como lo esperaba el dictador. El 16 de septiembre de 1910, Díaz participó en uno de sus últimos eventos públicos previos al inicio de la Revolución Mexicana y desveló el Monumento a la Independencia, una columna de 45 metros diseñada por Antonio Rivas Mercado, con esculturas del artista italiano Enrique Alciati. El “Ángel de la Independencia”, como se le apodó rápidamente gracias a la estatua de bronce que aparece en su punta, comenzaba a brillar en la ciudad.

¿Qué representa el Ángel de la Independencia?

Con inspiración de los romanos, el Ángel de la Independencia está lleno de simbolismos pensados en homenaje a los padres de la patria y su historia. Por ejemplo, la Victoria Alada sostiene en la mano izquierda una cadena rota de tres eslabones que representan los tres siglos que el país estuvo bajo el yugo español. En la mano derecha, por su parte, la diosa mantiene en alto una corona de laurel, como aquella que deberían portar en la cabeza los héroes independentistas.

En la columna, además de guirnaldas de encino, aparecen inscritos los nombres de ocho próceres de la patria: Agustín de IturbideGuadalupe VictoriaHermenegildo GaleanaIgnacio AllendeJuan AldamaIgnacio López RayónManuel Mier y Terán y Mariano Matamoros.

'Ángel de la Independencia, la historia del monumento que celebra la libertad de toda una nación'
Luis Domínguez, vía Unsplash

Por último, en el pedestal, aparece una escultura protagonizada por Miguel Hidalgo y CostillaJosé María Morelos y PavónFrancisco Xavier MinaNicolás Bravo y Vicente Guerrero. En una placa de mármol aparece aparece una dedicatoria especial de la obra: “La Nación a los Héroes de la Independencia”. Leones, hojas de encino y laurel, rosetones, águilas y las inscripciones de otros héroes de la época también adornan el monumento.

Un protagonista más de la historia de México

Desde su inauguración, el Ángel de la Independencia se ha convertido en protagonista de algunos de los eventos más importantes de la historia reciente de México.

Por ejemplo, la Victoria cayó después de que un terremoto azotara la Ciudad de México en la mañana del 28 de julio de 1957. La imagen de la estatua rota y postrada sobre el pedestal de la obra a menudo es retomada como ejemplo de la devastación que puede causar un sismo de gran intensidad en la capital.

Ángel de la Independencia, la historia del monumento que celebra la libertad de toda una nación
Getty Images

El monumento también ha sido escenario de fiestascelebracionesmarchas y protestas. Es punto de salida de contingentes marchistas, lugar de reunión para quienes buscan festejar un triunfo o foco de atención para activistas que buscan hacerse escuchar en un país que intenta cerrar los ojos a lo que no quiere ver. En un país con poco que celebrar, un monumento conmemorativo se ha convertido en el escaparate perfecto para alzar la voz y contribuir un poco a las luchas que el país enfrenta día a día. Qué mejor uso para una Victoria.

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