Aquí en confianza

La variante que se robó la Navidad 

“El fin de año huele a compras, enhorabuenas y postales con votos de renovación; y yo que se del otro mundo que pide vida en los portales, me doy a hacer una canción”. La anterior frase puede escucharse al inicio del tema de Silvio Rodríguez “Canción de Navidad”; se dice que el cubano universal lo escribió pensando en que llegaría a quienes no lo escuchaban y  fue incluido en su décimo álbum de estudio y segundo de la trilogía Silvio, Rodríguez y Domínguez, mismo que fue por entero dedicado a su padre Dagoberto Rodríguez. 

Irremediablemente y casi sin darnos cuenta, el año 2021 se nos hizo viejo y pronto dará paso al nacimiento de uno más en el cual la humanidad ha apostado sus esperanzas. Tras veinticuatro meses  de la peor pandemia de la que se tenga memoria, la luz al final del túnel se insinuaba discreta mostrando algunos destellos. Apareció en escena la vacuna y gracias a su llegada el mundo comenzó a coquetear con la recuperación. Creímos entonces que la herida se cerraba de a poco para dejar en su lugar una cicatriz que nos permitiría recordar lo vivido. Pero el omnipresente virus tenía otros planes para nosotros. Cual si se tratara del personaje de Theodor Seuss, el Grinch, la variante ómicron llegó con el firme propósito de robarse la Navidad y sin lugar a dudas, lo hará también con la celebración del año nuevo. 

Apenas el pasado 26 de noviembre la Organización Mundial de la Salud anunció el preocupante arribo de una variante del coronavirus detectada en suelo sudafricano y la denominó con la decimoquinta letra del alfabeto griego (por cierto, la OMS se saltó dos letras en el orden, pero eso a nadie importa). Según los expertos, la nueva cepa tiene dos características fundamentales; por un lado, debido a sus más de treinta mutaciones, esta es mucho más contagiosa que el resto; por el otro, es capaz de evadir los anticuerpos humanos a tal grado que las vacunas aplicadas hasta la fecha – incluso con refuerzos – le hacen “lo que el viento a Juárez”.

La recién descubierta variante se extiende con sorprendente rapidez en el globo; su presencia se registra  en casi sesenta países y ya domina algunos territorios como Estados Unidos, Reino Unido, Dinamarca y Portugal. Por su parte, en  mi México “di oro” los datos no son exactos ya que la disponibilidad de pruebas de detección continua siendo escasa. 

La inusitada expansión del virus ha encendido todo tipo de alarmas y las consecuencias no se hicieron esperar. Mientras que en Nueva York algunas puestas en escena de Broodway han tenido que suspenderse ante el contagio entre los miembros del elenco, la OMS se plantea la posibilidad de restringir nuevamente la realización de eventos masivos. Algunas fronteras  han sido cerradas para evitar el paso de personas que pudieran ser portadoras de la variante de marras, al tiempo que miles de vuelos están siendo cancelados, lo que de hecho ha generado otro desplome en las acciones de las aerolíneas. En algunos países se acelera la aplicación del refuerzo de la vacuna (tercera dosis) y Chile se prepara para ofrecer la cuarta dosis a partir de febrero de 2022. En tanto, Estados Unidos ha lanzado un llamado urgente para que los padres lleven a sus hijos mayores de cinco años a recibir la inoculación, lo que ha causado descontento entre cierto sectores de la población. 

Aquí en confianza, al respecto, no todo pueden ser malas noticias para mi amable y única lectora; así que ahí le van unas no tan peores. Esta comprobado que, aunque más contagiosa, ómicron es menos grave que las otras variantes; por otro lado, la infección con esta cepa puede fortalecer la inmunidad contra la variante delta disminuyendo el riesgo de una enfermedad grave y, finalmente, los casos diarios de ómicron registrados en Sudáfrica están cayendo con la misma rapidez con la que su presencia se extendió en el mundo; por lo tanto, aunque mocosos, con dolor de huesos y fatiga, debemos permanecer optimistas. 

Continua diciendo el poeta de San Antonio de los Baños: “La gente luce estar de acuerdo, maravillosamente todo parece afín a celebrar. Unos festejan sus millones, otros la camisita limpia y hay quien no sabe que es brindar”. A todas y todos, salud y prosperidad. Nos leemos el año que entra.