Aquí en confianza

Las mujeres merecen ir al cielo

Sus devotos lo han bautizado como el presidente más feminista de la historia contemporánea. Así lo calificó la otrora Secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval al discutir vía Twitter con la periodista Lydia Cacho, cuando aquella propuso un paro de hombres precisamente para conmemorar el día de las mujeres, lo anterior – según dijo – con el propósito de que ellas no “se queden en casa tentadas a lavar platos”. 

Aun se recuerda la emblemática entrevista que – en 2017 – el presentador Jorge Ramos hiciera al entonces aspirante a candidato presidencial (por tercera ocasión), Andrés Manuel López Obrador. Usando los últimos minutos del encuentro, el también escritor preguntó al experimentado político tabasqueño: “¿Es usted feminista?”, “soy respetuoso de las mujeres”, respondió; Ramos insistió: “pero, ¿es usted feminista?”; el hoy mandatario nacional, visiblemente molesto espetó: “soy respetuoso de las mujeres; las mujeres merecen ir al cielo”. 

Lo que vino después mostró sin tapujos una terrible realidad para las mujeres en México. La desaparición y muerte de Debanhi Escobar es un cruel reflejo de la incesante violencia de género que ha llegado a normalizarse en nuestro país. Pese al hallazgo del cuerpo de la joven a unos cuantos metros del lugar en donde fue vista por última vez, las investigaciones han dejado más interrogantes que respuestas. Una extraña fotografía presuntamente tomada por el taxista de una compañía de aplicación y algunos videos de los establecimientos cercanos, dan cuenta del riesgo permanente en el que ellas se encuentran por el solo hecho de haber nacido mujeres. 

De pronto todos buscábamos a Debanhi. En las redes sociales se compartía de manera profusa la imagen de una chica cruzada de brazos, sencillamente vestida con una falda larga y tenis; seguramente asustada sabiéndose sola a la orilla de la carretera y silenciosamente rogando por ayuda. Ahora se sabe que en los trece días que transcurrieron desde el inicio de la búsqueda, se reportaron 80 mujeres desaparecidas en 19 entidades del país. No solo eso, durante las pesquisas, las autoridades encontrar los cuerpos de otras cinco mujeres en el mismo perímetro, cuya desaparición había sido denunciada meses atrás.

Aquel discurso feminista y de respeto dista mucho de los hechos. De acuerdo con datos oficiales de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación) en lo que va de la actual administración federal se han contabilizado 7 mil 911 casos de mujeres desaparecidas; tal cifra ha ido en franco incremento en los últimos años. De hecho, los reportes de desaparición de mujeres aumentaron 65 por ciento en comparación al  año 2018. 

Como si lo antedicho no fuera suficiente, del 2018 a la fecha, 12 mil 213 mujeres fueron asesinadas en México. Al respecto, las autoridades comunicaron que en los últimos cuatro meses se ha verificado un marcado descenso en los casos de feminicidio; sin embargo, diversos colectivos feministas aseguran que la información optimista del gobierno se basa en premisas falsas, pues la mayoría de los asesinatos de mujeres se investigan y juzgan como homicidios dolosos y no como feminicidios; este sesgo en la tipificación permite moderar la estadística provocando una percepción equivocada de la realidad. Al final, miles de mujeres están siendo ultimadas violentamente, con independencia del nombre que la autoridad le asigne al delito para efectos censales; por esta razón, México ocupa el nada honroso segundo lugar en la lista de países de América Latina en donde se comete más violencia homicida en contra de las mujeres. Otros ilícitos como la violación, la corrupción de menores y la trata de personas también siguen una tendencia a la alza; en este contexto, la Unidad de Prevención de la Violencia y el Delito de la SSPC reveló que en México 66 de cada 100 mujeres de 15 años o más han sufrido un incidente de violencia de cualquier tipo.

Aquí en confianza, hoy miles de familias lloran la ausencia de una mujer que no regresará; hoy, otra madre desesperada – como muchas otras – clama por que las autoridades ofrezcan verdaderos esfuerzos y resultados en la búsqueda de su hija;  hoy, quien esto escribe, tiene que ver los ojos de una adolescente que no sabrá lo que es salir de su casa sin sentir miedo.  Coincido con el Presidente de México, las mujeres merecen ir al cielo, pero que no sea la indolencia de la sociedad o la indiferencia del gobierno lo que las mande allá en forma anticipada. Ahí se los dejo para la reflexión.