Aquí en confianza

Coahuila competitivo

A estas alturas para nadie es ajena la información que va y viene sobre los incendios forestales que azotan varios puntos de la geografía coahuilense. Si bien, los recursos federales para combatir efectivamente las terribles deflagraciones brillan por su ausencia – recordemos que la CONAFOR sufrió un recorte presupuestal cercano al 40 por ciento – el incansable trabajo de brigadistas y voluntarios es verdaderamente encomiable. Cierto, la condiciones climatológicas actuales provocan que las llamas se extiendan con facilidad; sin embargo, la rápida atención de las áreas responsables coordinadas por el titular del ejecutivo estatal, ha posibilitado el control en algunas zonas aunque en otras el siniestro permanece activo. De hecho, gracias a la respuesta oportuna se ha evitado una desgracia mayor como la ocurrida entre los meses de abril y mayo del 2011 cuando el inclemente fuego arrasó con 425 mil hectáreas de bosques, matorrales y pastizales en esta entidad. 

Frente a la tragedia ambiental a la que hoy nos enfrentamos, el panorama también ofrece buenas noticias y por supuesto, estas merecen ser comentadas. 

Recientemente el IMCO – centro de investigación apartidista y sin fines de lucro según reza su propia misión– publicó los resultados del índice de competitividad estatal 2022. A través del referido análisis se mide la capacidad con la que cuenta una entidad federativa para generar, atraer y retener talento e inversión y con ello, crear mayores oportunidades económicas para la población. 

Al respecto, Coahuila se colocó como el tercer estado más competitivo del país, solo detrás de la Ciudad de México y Nuevo León, superando así a territorios que habitualmente se disputaban el referido puesto, como lo son Querétaro y Jalisco. El éxito reseñado no es cosa menor; no obstante la pujanza de su gente, aquí se adolecía de calificaciones sobresalientes en la materia. La mejoría llegó de manera gradual. En 2016, el crecimiento fue notorio y el estado alcanzó el séptimo lugar nacional en el índice; luego, gracias a una ardua labor, el nombre de nuestra tierra logró colarse entre los cinco estados mejor posicionados; de ahí que compartir un lugar de honor en el pódium avanzando al tercer sitio en materia de competitividad estatal constituya un logro sin precedentes para nuestra patria chica.   

Es importante destacar que el referido índice esta compuesto por 72 complejos indicadores divididos en 10 subíndices, a través de los cuales se evalúan distintas dimensiones y condiciones que constituyen la base del crecimiento y desarrollo económico de una entidad federativa.  Así, de acuerdo al organismo evaluador, un estado es competitivo en la medida que despliega capacidades estructurales que se traducen en mayor productividad; es decir, un territorio en el que se ofrece bienestar a sus habitantes, así de simple y sencillo.

Aspectos como el uso de las tecnologías; crecimiento y diversificación económica; estabilidad laboral; gestión gubernamental; inclusión; acceso a servicios de salud y educación, son tomados en consideración para efectuar la medición de marras.  Al respecto, llama poderosamente la atención que el rubro en el que el progreso del estado ha sido más evidente  es el relativo al sistema de derecho confiable y objetivo; en tal indicador los especialistas del IMCO evalúan la incidencia delictiva y la percepción de seguridad, entre otros temas relacionados. Así, las firmes acciones que se han venido realizando para alcanzar y mantener un clima de paz en Coahuila trascienden a la calificación de competitividad estatal, mientras que tal circunstancia es reconocida por propios y extraños. 

Aquí en confianza, más allá de los discursos de contenido político o la propaganda gubernamental a la que estamos expuestos día con día, los datos duros que derivan de investigaciones objetivas deberían ser el parámetro para tasar los resultados ofrecidos por las autoridades. Dicho de otra forma, la solidez de un gobierno se acredita a través de acciones contundentes destinadas a obtener el bienestar de los gobernados; sin embargo, siempre será más sencillo arrancar el aplauso del respetable mediante una arenga cargada de ocurrencias o una simple dádiva que en poco abona en la solución de la profunda problemática nacional, pues como escribió el sociólogo francés Gustave Le Bon “las voluntades débiles se traducen en discursos; las fuertes, en actos”. Ahí se los dejo para la reflexión.